
Desde 2014 y hasta el 30 de junio pasado 2.3 millones de venezolanos abandonaron su país. Desde 2015 y hasta la fecha, cerca de un millón de ellos ingresaron a Colombia, un flujo migratorio que seguirá creciendo. La vasta mayoría de ellos lo hacen a través de dicho puente sobre el río Táchira, Héctor Schamis, profesor de la Universidad de Georgetown.
Pese a lo anterior y ante esta realidad tan evidente como dramática, todavía quedan políticos, ciudadanos y hasta académicos iberoamericanos que respaldan o defienden la dictadura venezolana. Una figura muy notable y cuestionada, por esta causa, es José Luis Rodríguez Zapatero, ex jefe de gobierno español. Zapatero en múltiples ocasiones ha respaldado públicamente al dictador Nicolás Maduro. Incluso, llegó a decir, recientemente, que la crisis migratoria venezolana se debe a las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos. El académico de Georgetown, explicó el incomprensible accionar del ex presidente español: “Como su relacionista público a tiempo completo Rodríguez Zapatero, para quien el éxodo es consecuencia de las sanciones económicas impuestas al régimen. Medio siglo más tarde, un script extraído de algún museo del castrismo paleozoico”.
“Los pueblos son grandes según las circunstancias. Y solamente en las circunstancias difíciles se conoce la hermandad entre los pueblos”. Así se expresó Iván Duque, presidente de Colombia, recién posesionado en su cargo el pasado agosto, durante su intervención en el X Congreso Nacional de la Confederación General del Trabajo. Duque reiteró que mantendrá un discurso coherente y que “Colombia no cerrará fronteras”. Colombia continuará con el gran esfuerzo emprendido para mantener la solidaridad, la fraternidad y “las puertas abiertas a los hermanos venezolanos”. El mandatario colombiano no desconoció que la crisis migratoria venezolana impone grandes retos fiscales, sociales y económicos para Colombia, “pero pesa más la solidaridad”. El presidente aseveró que “la causa del éxodo [venezolano] es una dictadura oprobiosa que acabó con las libertades de un pueblo” y que Colombia la seguirá denunciando “no con espíritu belicista, pero si con los mecanismos existentes internacionalmente”.
No obstante, Colombia no adhirió al último pronunciamiento del Grupo de Lima, integrado por 14 Gobiernos, de éstos, hubo 11 que se sumaron al comunicado expresando “preocupación y rechazo ante cualquier curso de acción o declaración que implique una intervención militar en Venezuela”, según se extrae del comunicado conjunto suscrito por Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía. El Grupo de Lima fue creado en 2017 para buscar una resolución a la crisis venezolana y también cuenta entre sus integrantes a Canadá y Guyana. El comunicado del Grupo de Lima se produjo luego de las declaraciones del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien respondió a la pregunta que le hicieran en territorio colombiano, sobre una eventual intervención militar en Venezuela para poner fin a la dictadura impuesta por el régimen de Nicolás Maduro. Almagro respondió que no se puede descartar. Carlos Malamud, investigador del think tank español, Real Instituto Elcano, se preguntó: “¿Y si Almagro tiene razón?” Para el investigador “la opción diplomática se cerró hace tiempo y no por la comunidad internacional sino por los constantes desplantes y declaraciones de un régimen que se niega a negociar tanto hacia adentro como hacia afuera de sus fronteras […] Almagro no pudo ser diplomático allí donde no hay lugar para la diplomacia”.
Aquí mi mensaje sobre visita a Zona de Frontera Colombia-Venezuela pic.twitter.com/ixoTNIZCF6
— Luis Almagro (@Almagro_OEA2015) 16 de septiembre de 2018
Héctor Schamis, tras realizar una visita a la frontera colombo-venezolana, describió las condiciones dramáticas de los migrantes venezolanos que huyen de su país para sobrevivir y analizó que Venezuela “es un país en caída libre, con una economía colapsada, sin ley ni justicia, con un Estado fallido y bajo la opresión de una mafia criminal”. El académico afirmó que “esa mafia es responsable de cometer crímenes de lesa humanidad: la persecución sistemática, el encarcelamiento de opositores, la tortura y la ejecución extrajudicial, entre ellos, pero también la denegación de alimentos y atención medica usada como arma para dichos fines criminales”. Schamis concluyó que: “según el Estatuto de Roma también es un crimen de lesa humanidad la deportación o el traslado forzoso de la población, el desplazamiento masivo ya sea por expulsión u otros actos coactivos. No imagino mayor coacción que hambrear y enfermar a un pueblo”. El secretario general de la OEA también fue rotundo en su intervención del fin de semana, tras la visita realizada a la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela.
CPLATAM -Análisis Político en América Latina-
Septiembre, 2018
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