Por Clara Riveros*

Para entender el presente, es decir, lo sucedido este lunes con la mayoría de Estados africanos en Marrakech durante la Conferencia Ministerial Africana para el apoyo de la Unión Africana al proceso político de las Naciones Unidas sobre la disputa regional del Sahara, es preciso volver al pasado, al capítulo magrebí de la Guerra Fría.
Antecedentes
En 1963 se creó la Organización para la Unidad Africana (OUA) de la que Marruecos fue miembro fundacional, el Frente Polisario no existía. En esa década Marruecos agotaba la vía diplomática a nivel bilateral, pero también en las Naciones Unidas en su reclamación a España para la retrocesión de los territorios de Ifni y Sahara, además debió hacer frente a Argelia en el plano militar. Argelia, vecino de Marruecos, desde su independencia ha mantenido una posición antagonista frente a Rabat en la que constituye una disputa regional por el liderazgo del Magreb y la pretensión expansionista de Argelia sobre el territorio marroquí.
En lo que respecta a la retrocesión de territorios que Marruecos reclamaba a España esta se produjo a cuentagotas y, pese a que Madrid dio por terminada definitivamente su responsabilidad como potencia administradora del Sahara a inicios de 1976, la integridad territorial de Marruecos no llegó a concretarse a cabalidad, en gran medida por la entrada en escena de Argel. El régimen argelino pronto develó sus ambiciones, así como su peso y poderío, entre otras cosas, mediante la captura o cooptación del emergente movimiento Frente Polisario. Juan Antonio Blanco explicó que Argelia fue el verdadero promotor de esa entidad y del invento de reclamar la independencia del territorio del Sahara. Según Blanco, quien ejerció como diplomático cubano ante Naciones Unidas y en el Movimiento de Países No Alineados entre 1976 y 1992, en la búsqueda de legitimidad internacional para el Frente Polisario, Argelia y Cuba trabajaron juntas para impulsar esa entidad a través de los No Alineados y desde esa plataforma a las instituciones multilaterales. Argelia también supo imponerse ante la OUA y promovió la incorporación —aprobada por 26 Estados africanos— del Frente Polisario y la autoproclamada RASD en esa organización. Marruecos, en respuesta, abandonó la OUA en 1984.
Marruecos regresa a su familia institucional africana
Transcurridos 33 años de ausencia, el Reino de Marruecos se reincorporó institucionalmente a su familia africana —la Unión Africana (UA), creada en 2001 y que reemplazó a la OUA—, lo hizo con realismo y reconociendo que la política de “silla vacía” fue inconducente. De todas formas, desde el primer momento Marruecos dejó claro que su regresó no era de bajo perfil, sino que estaba dispuesto a corregir anomalías. Y lo hizo. “Cuando un cuerpo está enfermo es mejor curarlo en el interior que en el exterior del organismo”, expresó Mohamed VI en su misiva al entonces presidente en funciones de la Unión Africana, el jefe de Estado de Chad, Idriss Déby. El rey de Marruecos también cuestionó si la UA actuaba en oposición a la legalidad internacional al admitir en su seno a una entidad que no posee ningún atributo de soberanía y que no ha sido reconocida como Estado ni en la Organización de las Naciones Unidas, ni en la Organización de la Cooperación Islámica, ni en la Liga de Estado Árabes, ni en ninguna otra institución regional o internacional.
La ausencia de Marruecos en el organismo africano no significó, sin embargo, que Rabat haya estado ausente de África. Nótese que el ascenso al trono de Mohamed VI significó un cambió en la política exterior marroquí al incorporar una visión estratégica y enfocada al mediano y largo plazo que se evidencia en resultados concretos y en victorias considerables para la diplomacia marroquí. Si desde 1956 hasta el año 2000 Marruecos firmó 515 acuerdos con los países africanos, desde el año 2000 a la fecha ha alcanzado 1629 acuerdos de cooperación con más de la mitad de Estados africanos y ello se debe, principalmente, a las 50 visitas que el rey ha realizado en el continente. Por lo anterior, cuando a mediados de 2016, Marruecos reclamó su lugar en la UA, el terreno no solo estaba abonado, en realidad, Marruecos ya empezaba a cosechar los primeros frutos en su apuesta decidida por el liderazgo en África y una prueba incontestable fue el apoyo de al menos 39 Estados africanos al ingreso de Marruecos en la UA.
Al concretarse el ingreso de Marruecos en la Unión Africana, en enero de 2017, incluso la prensa española de conocida proclividad hacia el discurso del Frente Polisario, debió reconocer que “El ingreso es una clara victoria para Rabat en detrimento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que ve amenazada a partir de ahora su pertenencia en el único organismo internacional donde se le otorga legitimidad de Estado. También supone una derrota diplomática para Argelia, el gran aliado del Frente Polisario y la RASD, junto a Sudáfrica y Nigeria […] Pero el objetivo de Rabat es bien claro: expulsar a la RASD desde dentro y lo antes posible”. El corresponsal de El País en Marruecos advirtió que a pesar de que “Argelia ha desempeñado un papel preponderante dentro de la Unión Africana, junto a sus dos grandes aliados, Sudáfrica y Nigeria”, la balanza podría llegar a inclinarse del lado marroquí en la organización africana a la vez que destacó que Marruecos se ha convertido en el primer inversor de África occidental y en el segundo de todo el continente, solo por detrás de Sudáfrica. “Ahora, todos esos lazos económicos, religiosos y diplomáticos, Rabat intentará ponerlos en marcha para expulsar a la RASD”.
¿Es posible que la Unión Africana esté en vía de adoptar un enfoque pragmático o una posición de neutralidad positiva en lo que respecta al diferendo del Sahara?
En julio de 2018, en la 31ª sesión de la UA, celebrada en Nouakchott (Mauritania), la Asamblea de la Unión Africana expresó, con base en la 29ª sesión, su preocupación por el estancamiento de la cuestión del Sahara y su impacto en la región, así como en el funcionamiento de la UA y en la implementación de sus prioridades. La UA destacó la necesidad de renovar esfuerzos para superar el estancamiento y retomar el proceso de negociación que lleve a una salida justa, duradera y mutuamente aceptable en consonancia con las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que se ocupa de la cuestión.
Así las cosas, la Asamblea dirigió un llamamiento a las partes para reanudar negociaciones sin condiciones previas, de buena fe y bajo los auspicios del Secretario General de las Naciones Unidas. La UA consideró que puede contribuir activamente a la búsqueda de una solución en el marco de los esfuerzos de las Naciones Unidas, del Secretario General y de su Enviado Personal. Para tal fin estableció un mecanismo africano —la Troika de la UA integrada por Egipto, Sudáfrica y Ruanda— que estará encargada de apoyar los esfuerzos de las Naciones Unidas para avanzar en la solución del diferendo. La Asamblea de la UA también decidió que la cuestión del Sahara solo se planteará dentro de ese marco y a ese nivel, además de hacer un llamado a los países vecinos para que apoyen los esfuerzos de las Naciones Unidas en esa dirección.

La mayoría de Estados africanos respaldan la búsqueda de una solución al diferendo del Sahara en el marco de las Naciones Unidas
Ayer, 25 de marzo (2019), el Reino de Marruecos celebró la Conferencia Ministerial Africana en la ciudad de Marrakech, la mayoría de cancilleres de los Estados africanos —36 países y el anfitrión— expresaron su respaldo exclusivo a las Naciones Unidas y, específicamente, al Consejo de Seguridad para avanzar en la búsqueda de una solución realista y mutuamente aceptable a la controversia del Sahara, atendiendo a la decisión que tomó la UA en Mauritania el año pasado. Las cinco subregiones del continente estuvieron presentes en la conferencia: por el África austral acudieron Zambia, Suazilandia, Unión de las Comoras y Malaui; del África central se presentaron Camerún, Burundi, República Centroafricana, Gabón, República del Congo, Sudán del Sur, Chad, República Democrática del Congo, Angola, Santo Tomé y Príncipe; del África oriental hicieron presencia Madagascar, Yibuti, Tanzania, Etiopía, Somalia y Ruanda; por África occidental asistieron Benín, Ghana, Guinea Conakry, Senegal, Liberia, Sierra Leona, Gambia, Costa de Marfil, Níger, Guinea-Bissau, Cabo Verde, Burkina Faso y Nigeria; y, del norte de África, acudieron representantes de Sudán, Libia, Túnez y el responsable de la cartera de Exteriores del Reino de Marruecos.
Esta participación y representación mayoritaria de los Estados que integran la UA permite algunas inferencias: en primer lugar, Marruecos ni está aislado ni divide al continente, al contrario, lo aglutina en torno a la búsqueda de una solución realista al diferendo regional norteafricano. En segunda instancia y contrario a lo que sostienen algunos académicos y expertos iberoamericanos sobre el presunto carácter legalista que ostenta Argelia en la cuestión del Sahara, es de señalar que fue Marruecos quien convocó la Conferencia de Marrakech en respaldo al proceso político que busca una solución a la controversia del Sahara en el marco de las Naciones Unidas. Todas las intervenciones de los representantes africanos —no solo de aquellos que respaldan a Marruecos en su propuesta de autonomía para el Sahara—, incluso las de aquellos que tradicionalmente han apoyado a Argelia y al Frente Polisario respaldaron los esfuerzos de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad para hallar una solución política negociada.

La diplomacia marroquí también logró que las palabras más pronunciadas por los representantes de la política exterior de 36 Estados africanos hayan sido pragmatismo y realismo. No es una casualidad. No es un asunto menor. Los africanos mostraron su interés en que la controversia se resuelva en el marco de las Naciones Unidas, pero además, sus manifestaciones de amistad y reconocimiento para con Marruecos y con Mohammed VI, en un ambiente de cercanía, respeto y fraternidad y donde acogieron con beneplácito la iniciativa constructiva del Reino de Marruecos al convocar la Conferencia de Marrakech, aproximan el buen clima de las sólidas relaciones bilaterales que Marruecos ha sabido construir con persistencia y constancia en estas últimas décadas con buena parte de los Estados africanos.
Nasser Bourita, canciller marroquí, dio la bienvenida a los ministros y representantes africanos y les recordó que África enfrenta desafíos sustanciales que demandan un trabajo mancomunado frente a las considerables expectativas que mantiene el continente, por ello les instó a no agotarse en batallas equivocadas o en debates estériles tendentes a explotar la cuestión del Sahara. El canciller mostró rechazo a la manipulación política y al maniqueísmo en relación con la cuestión del Sahara y llamó a sus homólogos a estrechar la unidad africana con cohesión y coherencia. Retomó las palabras del rey para recordar que Marruecos no está interesado en causar división, sino en promover la unidad y el progreso africano, toda vez que el desarrollo de África excede la coyuntura y es más bien una política de Estado del Reino de Marruecos.
Lo acaecido en Marrakech no responde a una circunstancia o coyuntura en particular, más bien evidencia la cohesión y la unidad frente a las prioridades africanas. Bourita destacó que la decisión de la UA tomada en Nouakchott el pasado mes de julio, permitirá la serenidad necesaria dentro y fuera de la UA. Al interior de la UA permite asegurar un trabajo limpio a la vez que inmuniza a la organización contra acciones inapropiadas que pretenden alterar la unidad y la integración, es decir, la UA avanzará en los temas que efectivamente le conciernen y le competen. La organización africana preservará así la cohesión ante una cuestión que históricamente fragmentó su unidad. Y, a nivel de las instituciones internacionales, la Troika, como mecanismo de seguimiento y apoyo al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en relación con la cuestión, se encargará de poner límite a la proliferación de acciones que pretenden alterar el proceso que lleva la ONU.
El ministro de Exteriores marroquí fue enfático al señalar que la decisión tomada en Mauritania por la Unión Africana no debe ser reinterpretada, anulada o instrumentalizada, sino que debe protegerse, preservarse y fortalecerse. En ese sentido, la Conferencia de Marrakech constituye una plataforma para rechazar cualquier ambigüedad. Bourita reiteró los parámetros y directrices establecidos por la UA, a saber: la exclusividad de las Naciones Unidas en la búsqueda de la solución política al diferendo, esto significa que la Organización de las Naciones Unidas es la única responsable de la cuestión; la exclusión de cualquier proceso paralelo al de las Naciones Unidas, esto es, que el papel de la UA es de apoyo a las Naciones Unidas (al Secretario General y al Enviado Personal) no de interferencia, ni de competencia con procesos paralelos que pretendan alterar el manejo de la controversia, siendo la Troika el instrumento de afirmación al apoyo y seguimiento del proceso político en el marco de las Naciones Unidas y en línea con las resoluciones del Consejo de Seguridad que propugnan por una solución política, realista, pragmática y sostenible basada en el espíritu de compromiso de las partes.

Por las dudas, el canciller marroquí reiteró que la interferencia en el proceso solo traerá división al interior de la UA e incluso supone el riesgo de implosión para la Unión Africana en la medida que dos tercios de sus Estados miembros se niegan a reconocer lo inaceptable frente a algunos países que persisten en mantener posiciones anacrónicas sobre la cuestión del Sahara. Para Bourita el liderazgo consiste en la cohesión de la UA y en aunar esfuerzos para asumir los desafíos del continente, en particular, la Agenda 2063, el desarrollo sostenible, la paz, la seguridad y la estabilidad. Por tanto, la participación de los Estados africanos en la Conferencia de Marrakech partió de la unidad, el reconocimiento y el respeto a las instituciones, a la legalidad internacional y a la legitimidad del proceso que adelanta las Naciones Unidas. El canciller destacó que todos los países que acudieron a la conferencia “apoyan, sin excepción, el proceso político dentro de las Naciones Unidas”, posición que fue corroborada seguidamente por cada uno de los ministros que asistió a la Conferencia Ministerial Africana para el apoyo de la Unión Africana al proceso político de las Naciones Unidas sobre la disputa regional del Sahara.
La Conferencia concluyó con la Declaración de Marrakech que fue suscrita por todos los Estados miembros de la Unión Africana que hicieron presencia el 25 de marzo de 2019 en Marrakech. De la Declaración se extrae el consenso de la mayoría de Estados miembros de la UA para consolidar la unidad y la convergencia en temas relacionados con el desarrollo del continente y superar las causas de división, escisión y fragmentación que han amenazado la unidad africana durante décadas. Los Estados reiteraron su compromiso de centrarse y concentrarse en las cuestiones prioritarias del continente en consonancia con la Agenda 2063. Y, en lo que respecta a la cuestión del Sahara, confirmaron la exclusividad de las Naciones Unidas como marco para la búsqueda de una solución política negociada que ha de ser mutuamente aceptable y debe darse en términos de realismo y de pragmatismo, apoyaron el mandato de la troika de la UA como mecanismo de seguimiento al proceso político y coincidieron en la necesidad de proteger ese instrumento de las injerencias indebidas que pretendan alterar, interferir o competir con el esfuerzo que adelanta la ONU.
*Clara Riveros, politóloga, consultora y analista política en temas relacionados con América Latina y Marruecos y directora en CPLATAM -Análisis Político en América Latina- ©
Marrakech, Reino de Marruecos, marzo, 2019
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