
Por Clara Riveros
Durante cinco años he indagado en los aspectos más notables de la controversia territorial del Sahara Occidental. Una decisión consciente —en este proyecto individual— ha sido privilegiar las fuentes primarias, oír las voces de los saharauis, de la población nativa del territorio disputado y escuchar qué es eso que tienen que decir sobre el contencioso territorial que involucra a Marruecos, al movimiento subversivo Frente Polisario y a Argelia. Todos los testimonios recogidos han sido de gran valor, ayudan a tener un panorama más amplio y completo de los hechos acaecidos y de los actores implicados. Es de señalar, sin embargo, que la entrevista que se presenta a continuación ha sido la más exhaustiva, rigurosa y detallada que haya realizado en estos años. Y no podía ser de otra manera al conocer a un protagonista indiscutible del Sahara (que él prefiere llamar Sahara Atlántico en lugar de Occidental): Bachir Edkhil, sahariano, fundador y exintegrante del Frente Polisario, individuo, ciudadano, activista, intelectual marroquí.
Si la revolución sacia el hambre adolescente, absorbe el desenfreno juvenil y colma al pubescente, frenético idealista, la crítica individual que elabora un ciudadano respecto a su pasado revolucionario es un signo de adultez. No se trata de una confesión o penitencia en un sentido religioso, tampoco de autocrítica marxista, es más una expresión de madurez y de responsabilidad ciudadana que, por lo mismo, parece tener carácter excepcional. Hay entre los revolucionarios de ayer y los nostálgicos de hoy una desconcertante senilidad pueril, cierta tendencia a la prolongada y hasta imperecedera adolescencia. Este no es el caso del entrevistado. Bachir Edkhil abandonó hace años el sueño revolucionario para que naciera el individuo. Conoció, comprendió y vivió en su piel el totalitarismo de ese movimiento subversivo, corroboró su inviabilidad y renunció a esta vía. Bachir Edkhil es un adulto, un ciudadano[1].

¿Quién es Bachir Edkhil?
Mi nombre es Bachir Edkhil, tengo 63 años. Nací en la ciudad de El Aaiún cuando el Sahara estaba bajo dominio español. Soy natural de El Aaiún. Mi familia residía allí, aunque somos originariamente descendientes de beduinos y la transhumancia es una de nuestras características principales. En esa ciudad estudié todo el bachillerato superior según el plan español de 1957. En esa época había un poco la dicotomía entre dos visiones del mundo: por un lado, estaba la escuela (“lemsid”) musulmana; y, por el otro, la escuela occidental-cristiana. Fui uno de los primeros 16 estudiantes —el grupo más numeroso— que cursó completo ese bachillerato en El Aaiún. Culminé los estudios entre 1972-1973[2].
¿Qué recuerda de la presencia de España en el Sahara?
España tomó control del Sahara en 1884. Como potencia administradora implementó un plan para el Sahara (1957), unas escuelas ambulantes en el campo para la enseñanza en algunas jaimas y creó unos institutos para bachillerato superior con instalaciones en Dajla y en El Aaiún. Yo fui al Instituto de El Aaiún[3].
En 1970, las autoridades españolas reprimieron una sentada —protesta— que se había instalado en El Aaiún. El 17 de junio de 1970, el franquismo asesinó a cuatro saharauis en la matanza de Zemla. Esta época estuvo marcada por el descontento de los saharauis y la presión de Marruecos, Mauritania e incluso de Argelia sobre esa región del Sahara que estaba aislada del mundo.
El movimiento de protesta estaba dirigido por Mohamed Basiri [Mohamed Sid Brahim Sid Embarec Basir]. Natural de Beni Melal (región central marroquí) aunque comparte la misma raiz tribal que muchos de nosotros, además de tener familiares cercanos concretamente en Esmara y en El Aaiún. Basiri había hecho una carrera en periodismo, pasó por Oriente, Siria y Egipto. Regresó y entró al Sahara en 1968. Empezó a crear un movimiento político con las personas que hacían parte del ejército español que estaba conformado por nativos saharauis. Ese movimiento tenía una serie de demandas y reclamaban la salida de España del Sahara.
La manifestación fue organizada por miembros de ese movimiento secreto, mayoritariamente soldados nativos de tropas nómadas y jóvenes saharauis que expresaron su descontento con el régimen franquista. Los manifestantes no tenían armas, ni cuchillos, ni machetes pero la respuesta de las fuerzas españolas a esa sentada pacífica fue la represión violenta. Les tiraron con armas, asesinaron a cuatro personas —según se cuenta— y encarcelaron a otras. Se llevaron a los líderes del movimiento a diferentes cárceles y a puestos lejanos de El Aaiún. La noche siguiente despareció Basiri definitivamente, en las manos coloniales. Todavía hoy no se sabe nada de él. Las autoridades españolas instalaron un clima de represión en la región. Todo esto tuvo lugar en junio de 1970. Yo era un estudiante, me acerqué con otros compañeros, por curiosidad, a ver la sentada. Nos cruzamos con la compañía militar que dispersó la manifestación y asesinó a las cuatro personas. A nosotros como estudiantes nos empezó a cambiar la idea. España reaccionó muy tarde. Intentó crear una élite —una conciencia nacional saharaui— con los estudiantes hijos de notables pero ya era tarde para España. La coyuntura no permitía esos planes. En esa época yo no conocía Marruecos.
¿Cómo y para qué se crea el Frente Polisario?
En enero de 1973, un grupo de jóvenes amigos y familiares —también estaba Brahim Gali, actual secretario del Polisario— mi hermano y yo, nos fuimos a Mauritania a crear un movimiento contra la presencia colonial de España en el Sahara. Pensábamos que si España utilizaba la violencia para mantener su statu quo, nosotros también debíamos acudir a la violencia para que España saliera de allí. Jóvenes provenientes de diferentes ciudades de Marruecos; de países fronterizos (Argelia y Mauritania); y, nosotros, conformamos el Polisario. Éramos jóvenes, inexpertos políticamente. Estábamos influenciados por cuatro escuelas de izquierdas (marroquí, argelina, mauritana y española); el Mayo francés o Mayo del 68; el Che Guevara y la apología de la revolución. Apasionados y con muchas ganas de cambiar la suerte de nuestra tierra. A Brahim Gali lo elegimos simbólicamente como el primer secretario del Polisario porque era más conocido que El Uali pero era El Uali el verdadero secretario del movimiento.
En Mauritania presentamos un documento fundacional que entregamos a las autoridades de ese país antes de la llegada de los otros compañeros que provenían de los países limítrofes, en especial de Marruecos y de Argelia. Mauritania no estaba a favor de la violencia, era un país joven que había alcanzado la independencia en 1960. En Zouérat (Mauritania) fundamos el Polisario el 28 de abril de 1973. El 29 de abril de ese año se me pidió buscar un acrónimo en español para el movimiento pues el nombre en árabe era muy extenso: Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro. Así que he creado el acrónimo Frente Polisario. El congreso constitutivo del Frente Polisario se hizo con 25 personas. Algunos íbamos del Sahara español (mayoritariamente “hijos del joder macho” por expresarnos en español), pero también había saharauis marroquíes, argelinos, además de los que ya estaban en Mauritania y que habían huido de la represión española de 1970. Nos repartimos tareas y establecimos las bases del movimiento. Fui uno de los fundadores del primer periódico del Polisario: “20 de mayo”. También tenía responsabilidad militar, como primer responsable político del futuro ejército y luego pasé a ser el presidente del comité militar que era como el Estado mayor. Nos interesaba la liberación del territorio, sacar el franquismo del Sahara. Sin embargo, eso fue cambiando cuando se hizo el segundo congreso del Polisario en territorio argelino, fui miembro de su mesa directiva, a setenta kilómetros aproximadamente de la ciudad argelina de Tinduf.
La vía revolucionaria pretendía sacar a España del Sahara. El statu quo nos mataba, no teníamos horizontes, no teníamos universidades, no teníamos nada. Luego se interpuso la geopolítica y Argelia encontró su causa. Durante la guerra con Marruecos también hubo muchos que se beneficiaron y encontraron en el conflicto la oportunidad de enriquecerse. Así que el romanticismo revolucionario, pronto quedó demostrado, no va con la geoestrategia y con los intereses.
Quiero preguntarle cuál es su opinión sobre una noticia —El Frente Polisario confirma la muerte de El Uali— publicada por El País en 1976. De esa nota se extrae que España celebraba acuerdos con el Polisario en Argel para cuando el Sahara alcanzara la independencia. ¿Eso fue así? De otra parte, si El Uali, líder del Polisario, sentía tanta simpatía por España, ¿por qué atacó embarcaciones españolas y secuestró a españoles? El Polisario podría haber evitado las acciones terroristas y encontrar otros métodos (no violentos) para mover su causa…
En primer lugar, los padres de El Uali no murieron por represión, nunca fueron encarcelados, murieron de muerte natural. Nunca tuvieron problemas con nadie. El Uali no ha muerto en la retaguardia, sino que murió atacando la capital mauritana, lo mató alguien que iba detrás de él. Lo traicionaron sus compañeros, uno de ellos fue el propio Brahim Gali, actual secretario general del Frente Polisario, quien se retiró antes de la operación. La retaguardia tenía que apoyarle, eran cinco unidades o grupos.
No hubo acuerdos con España. El Uali impidió reconciliarse con España y con el P.U.N.S. [Partido de Unión Nacional Saharaui fundado en 1974 por el franquismo]. Él y su grupo fueron responsables de que no se llegara a un acuerdo con España para esa eventual autonomía que proponía España, proyectada para unos 20 años, y que después concedería la independencia a los saharauis. Tampoco es correcta la referencia que hace el periodista sobre Tan-Tan, esa también es tierra saharaui marroquí que estaba ocupada por España y que fue entregada apenas en 1958.
No es cierto que El Uali haya organizado “un importante grupo de oposición”, ellos fueron inyectados por la izquierda marroquí que quería derrocar a la monarquía y por otros grupos que estaban en el Sahara, en reacción a la represión española del movimiento pacífico en 1970. Respecto a los fusiles de los abuelos que cita esa información es una mentira total. Yo mismo tuve un arma que primero nos dio Libia (Kalashnikov ak 47), y después, nos dio Argelia. Ese artículo es una forma de vender mitología.
El terrorismo del Polisario causó más de 300 víctimas españolas. Eso lo ha documentado la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (ACAVITE). El terrorismo y la represión se siguen aplicando en los campamentos del Polisario hasta hoy. Ese artículo es una muestra del periodismo panfletario a favor del Polisario. No niego que los marroquíes hayan reprimido. Lo que no informan los medios españoles es que el Polisario ha reprimido y lo sigue haciendo.
¿Cuándo intervienen Libia y Argelia al Frente Polisario?
Hay que recordar que Muamar el Gadafi declaró en su visita a Mauritania, en 1972, que había que liberar Saguía el Hamra (entendida como todo el territorio colonizado por España). Incluso creó un banco en Mauritania y algunos de los compañeros que estaban allí recibían la ayuda de Gadafi. Gadafi fue el primero que apoyó la causa saharaui. Eso influyó en la forma de organización y en los congresos populares del Polisario que son un poco la copia del estilo e influencia de Gadafi. Cuando se hizo el segundo congreso del Polisario en Argelia fue definitivo el intervencionismo argelino y el control que desde entonces ejerció sobre el Polisario.
El movimiento había crecido muy rápido y entonces las autoridades argelinas más importantes —incluido el presidente— nos recibieron —a una delegación del Polisario— después de invitarnos a participar en un congreso de las juventudes progresistas internacionales celebrado en Tipasa (cerca de Argel). Argelia también tenía su estrategia pues tiene una gran parte del Sahara, que es el mismo Sahara nuestro, con nuestras mismas tribus. Hay que entender los lazos tribales, ese es un elemento fundamental del problema porque las tribus no se guían por las fronteras trazadas, sino que están dispersas por todo el Sahara del Magreb. Se puede ser saharaui español, saharaui argelino, saharaui mauritano, saharaui maliense o saharaui marroquí. Bajo esa lógica, el elemento transmisor son las tribus no las organizaciones. Aquí acontence un problema muy gordo al ser las tribus —el referente principal— y extendidas en un territorio de cerca de nueve millones de kilómetros que depositan su identidad solo en la raíz tribal. ¿Quién es quién? Ese es el quid de la cuestión.
Los argelinos buscaban garantizar sus intereses en el territorio del Sahara controlado por España pero también tenían que velar por el territorio saharaui argelino. Entendieron que las seis personas que estábamos allí —invitados por ellos— no seríamos una dependencia argelina. No éramos la gente que hacía falta. Entonces intervinieron nuestras bases y empezaron a crear bulos. Después nos invitaron a celebrar el II Congreso del Polisario en territorio argelino.
Los argelinos tuvieron miedo al ver que estábamos creciendo y que seríamos una amenaza también para ellos. La idea era dejar la imagen de un movimiento que lucha por la liberación pero sin autonomía y manejado por ellos. Eso fue lo que finalmente hicieron cuando llevaron a Mohamed Abdelaziz a dirigir el Polisario, al tener solidas raíces en Tinduf.
El Uali Mustafa Sayed había sido electo durante el II Congreso como secretario general del Polisario, pero Argelia quiso alejarlo de la dirigencia en una especie de golpe de estado al movimiento. Sin embargo, hubo resistencias porque los fundadores y primeros cuadros y militantes, tanto militares como políticos del joven movimiento, debíamos garantizar la legalidad establecida por el Polisario. Eran mayoritariamente personas del Occidente del Magreb. Argelia nos decapitó políticamente. A El Uali lo empujaron a morir en Mauritania[4]. Él creía en el panarabismo. Esa es una diferencia entre él y yo. Personalmente no creo en que un Estado deba construirse sobre un sentimiento o una base racial. Todo nacionalismo es excluyente y asienta sus bases en excluir a otros. Creo que eso difiere de la concepción de un Estado moderno que es mucho más que una raza y una lengua.
Por influencia de Argelia se decidió proclamar la creación de la RASD —República Árabe Saharaui Democrática—. Para mí fue una incongruencia, una contradicción. ¿Cómo es que crean la república y siguen pidiendo la autodeterminación? ¿No es el proceso de autodeterminación a través del cual se decide qué hacer? Si ya tienen una república, ¿para qué seguir reclamando la autodeterminación? Y, fíjate en el componente: “República Árabe”. La influencia de Gadafi, de Siria y de Argelia fue clara. Sin embargo, a los árabes no les importaba en nada la RASD. Además, Argelia y Libia tenían una guerra para llegar a dominar el movimiento. Argelia tenía toda la posibilidad de imponerse porque controlaba todo desde su tierra.
La intervención de Argelia en el Polisario fue definitiva y se hizo más violenta a partir de 1974. Movilizaron a su gente y algunos fundadores del Polisario y muchos cuadros prominentes originarios del territorio dominado por España fuimos encarcelados. Estuve un año en esa prisión en pleno desierto (sin pasar por ningun tipo de juzgado aunque sea trucado o engañoso). Nos llevaron a un cuartel —del tiempo colonial— abandonado por los franceses en Chagat (entre la frontera argelino, mauritana y maliense). En 1975 mataron a dos compañeros, uno fue fusilado y el otro desnucado. Argelia cooptó desde un primer momento al Frente Polisario. De hecho, un periodista español —Vicente Talón— que había pasado por allí ya advertía, en ese tiempo, que no había claridad de qué era el Polisario y de qué era Argelia o dónde comenzaba y dónde terminaba cada uno. Otros compañeros, fundadores y cuadros del Polisario, desaparecieron, algunos dicen que fueron entregados a las autoridades españolas pero no hay información fidedigna al respecto.
Se descabezó la cúpula original del movimiento y se llevó a Abdelaziz que desde el primer momento fue manipulado e instrumentalizado por Argelia. En adelante, algunos de los que fundamos el Polisario no tuvimos liderazgo de nada, sobre todo los originarios del territorio disputado exceptuando a unos pocos sumisos y conformes con las nuevas directirices argelinas. Nos convertimos en ejecutantes de lo que decidían Argelia y la nueva cúpula del Polisario dirigido por Abdelaziz. Vivimos una situación de terror, sin defensa alguna, sin justicia, al nivel de lo que es el DAESH actual. No había ningún amparo ni protección de nada. ¿Qué puedes hacer en un territorio aislado del mundo y sin ningún recurso material, sin la posibilidad de acceder a un sistema de justicia libre e independiente?
Quienes fungen, actualmente, como los ideólogos más brillantes del Polisario son el problema. Tienen las manos manchadas de sangre saharaui, sobre todo. Se consideran los teóricos de la revolución y los dueños y señores del Sahara. Eternizados en el maniqueísmo y la farsa. No son los únicos en esa innoble y sucia faena. Su trabajo ha sido instrumentalizar a la gente, encontrar adeptos que los aplaudan y que obedezcan sus órdenes.
Abdelaziz, era mucho más clemente, hizo el primer año de universidad marroquí. Brahim Gali, actual jefe del Polisario, está solicitado, como muchos de sus “ilustres” compañeros, por la justicia española. Mohamed Abdelaziz era saharaui marroquí y no hablaba español. Lo dejó registrado en su libro Javier Pérez de Cuéllar, Secretario General de las Naciones Unidas (1982-1991): “Sorprendentemente, este hombre que pretendía ser el líder de lo que había sido anteriormente el Sahara español, no hablaba español. Él y yo conversábamos siempre en francés. Si yo decía algo en español, se perdía completamente”. Incluso, cuando el hermano de El Uali, Baba Mustafa, que en paz descanse, abandonó el Polisario reconoció que la dirección del movimiento era mediocre y mantenía esos campamentos como fondo de comercio.
Hay saharauis que se unieron al Polisario y marcharon a Argelia por voluntad propia pero también hay testimonios de saharauis que fueron raptados, secuestrados por el Polisario y llevados a ese lugar, otros nacieron allí o eran muy pequeños cuando su familia decidió trasladarse a Argelia. No es claro el surgimiento de esos campamentos en territorio argelino…
Hay que volver atrás en el tiempo para entender la cuestión con todos sus elementos. La diáspora saharaui hacia Tinduf empezó antes de la Marcha Verde. España todavía no había salido del Sahara. Hubo saharauis que fueron motivados y convencidos por la propaganda del Polisario; hubo quienes fueron por miedo; otros fueron raptados. También hubo beduinos mauritanos de nuestras mismas tribus que fueron a parar allí.
La célula de lo que serían los campamentos de Tinduf fue creada en agosto de 1974, después del II Congreso del Polisario que fue celebrado en territorio argelino. Beduinos que vivían allí en territorio argelino, en unas siete jaimas, nos ordenaron reunirlas en un solo campamento. Fue nombrado Ahmed Jer como jefe de ese primer campamento de saharauis argelinos. No había claridad sobre la finalidad de esos campamentos. ¿Para qué y con qué pretexto? Ese fue el inicio real de los campamentos de Tinduf. La mayoría de los saharauis que fueron a Tinduf lo hicieron después de la Marcha Verde (1975). Eso permitió la consolidación de los campamentos. En 1976 había 42 mil personas en Tinduf pero no todas eran originarias del ex Sahara español. De éstas, el 8 % eran hombres y el resto eran mujeres y niños, según las cifras que manejaba El Uali, secretario del Polisario en ese momento. En 1979 se siguieron sumando más saharauis —de las mismas tribus— de Mauritania y de Argelia.
Mi madre y mi hermana fueron a Argelia a principios de 1975, para ese momento yo había sido encarcelado. El resto de la familia se trasladó a Tinduf a finales de 1975, tras la Marcha Verde. Muchas familias huyeron a Tinduf buscando a los hijos que se habían ido con el Polisario. ¿Cómo es la familia saharaui? No es una familia nuclear, la familia además de los padres y los hijos está integrada por los tíos y los primos. Es una familia extensa compuesta por más de 10 personas. La familia era dirigida por el chico más joven al tener el beneficio de la madre. La madre es el motor de la familia así que muchas madres se marcharon a Tinduf en busca de sus hijos y, detrás de ellas, se fueron familias completas[5].
Volví a El Aaiún en 1992. Cuando regresé, volvió mi madre, algunos hermanos y sobrinos. Mi hermano mayor retornó a Marruecos. Hemos estado a caballo entre Argelia (Tinduf) y Marruecos. Cuando mi madre retornó a El Aaiún era una anciana. Murió en El Aaiún en 2004. Mi padre, mi hermana y unas tías murieron en Tinduf. Dos hermanos siguen allá.
Nuestras muestras de descontento y crítica van dirigidas a la cúpula que nos ha esclavizado. Eso no significa que estemos en contra de la población, son nuestras familias y amigos, rechazamos si, a esos delincuentes que se siguen parapetando en nombre de los derechos de los pueblos. Muchos de ellos, la cúpula del Polisario, ni siquiera llevaron a sus familiares más próximos a esa inhóspita tierra de la Hamada (Tinduf) donde nuestros familiares siguen siendo utilizados como un fondo de comercio para beneficio de ese grupo que se dice progresista. El Polisario ha reconocido que en sus cárceles bajo tierra murieron cerca de 54 saharauis originarios.
¿Cuál es el sistema de organización política en Tinduf?
Los campamentos de Tinduf están situados en Argelia. El Polisario sigue la forma de administración y división territorial argelina: wilayas, dairas y ayuntamientos. El territorio controlado por el Polisario se divide en cuatro wilayas (provincias) y seis dairas (siete con Dajla) que agrupan los campamentos o barrios. Cada daira tiene una especie de ayuntamiento. Todo está encuadrado en las células políticas del Polisario. Hay cinco comisiones políticas en cada daira y son controladas por el responsable de la daira. Todo está controlado por el Polisario al ser un régimen de partido único al estilo de las antiguas organizaciones comunistas. Todas las personas tienen un papel allí, sin lugar a disidencia y en función del único partido o movimiento, en este caso el Polisario. Estoy hablando del funcionamiento en los años ochenta y principios de los noventa.
Las wilayas y dairas han sido denominadas con los nombres de las ciudades del ex Sahara español. Las wilayas son: El Aaiún, Auserd, Smara y Dajla. Hay también una especie de campamento VIP conocido como el campamento 27 de febrero. Ahí está la élite suprema del Polisario, el secretario del Polisario y una escuela de formación de cuadros mujeres. En 1976 cada campamento podía albergar cerca de 250 jaimas con una media aproximada de siete personas. Esos campamentos están organizados según la raíz tribal —aunque las autoridades lo niegan— para ellos es necesario por el control securitario y el seguimiento de las poblaciones originarias de los territorios que no controla Argelia.
Creo que desde ACNUR se ha señalado que el estatuto de refugiado está dirigido exclusivamente a civiles y, además, otorga y obliga a una serie de derechos civiles y libertades individuales. Derechos y libertades que la población de Tinduf no percibe al estar controlada por un movimiento guerrillero —un movimiento armado— que asume que los saharauis que están en Tinduf son soldados de su causa y le pertenecen a esa estructura militar. La población sobrevive gracias a la ayuda humanitaria y a la cooperación internacional. ¿Esa situación les otorga el estatus de refugiados? ¿Acaso la condición “militar” del Polisario no impediría que se les reconozca como refugiados? ¿Quién otorgó el estatuto de “refugiado” a la población de Tinduf?
Eso es lo que nos preguntamos todos. El Polisario es una organización política-militar monolítica. A la gente que está allá no le permiten obtener el estatuto de refugiado porque eso permitiría que el refugiado tenga un documento que lo acredita como tal. Además, ser un refugiado concede una serie de derechos y libertades y nada de eso hay en Tinduf. Esas personas han sido organizadas en células y de acuerdo a un modelo radical. No se conoce cuántas personas están ahí. ACNUR no pudo hacer nada para obtener una cifra de la población. Otorga ayudas económicas pero no es una ayuda individual sino que es entregada al Polisario que ha estado desviando la ayuda humanitaria como fue denunciado hace unos años. El Polisario tuvo contacto con ACNUR desde 1976, cuando se hizo la primera y única visita hasta que en 2009, Antonio Guterres, alto comisionado de la ONU para los Refugiados, visitó los campamentos[6].
¿Cuántas personas hay en Tinduf?
En 1974, dos años antes de la salida de España del Sahara, había 74 mil habitantes en el territorio en disputa y bajo administración española según el censo oficial español del año 1974. Esas 74 mil personas fueron censadas por España. Tras la Marcha Verde y la salida de España del territorio no todos se fueron a Tinduf, muchos se quedaron con la administración marroquí.
A comienzos de 1976 había unas 42 mil personas en Tinduf, no todas procedentes del ex Sahara español, como ya lo mencioné. En 1979 siguieron llegando saharauis de Mauritania (mauritanos-saharauis) y de Argelia. En 1981, el rey de Marruecos, Hassan II, estando en Nairobi, propuso hacer el referéndum tomando como base o cuerpo electoral el censo español (1974), los argelinos se opusieron y enviaron un documento a la Unión Africana diciendo que el pueblo saharaui era de 750 mil personas. Nadie dio crédito a esa cifra y Argelia se retractó. En 1987, el Polisario daba una estadística oficial de unas 77 mil personas pero en realidad había unas 49 mil. Esta cifra fue lanzada por uno de los fundadores del Polisario en el año 1989.
La población que está en Tinduf no se basa en el recuento poblacional que hizo España. Ni a los argelinos ni al Polisario les interesa que las cifras reales salgan a la luz. Como ellos hablan de pueblo y de nación no quieren desvelar el número exacto de esa población. Una población que además de ser minoritaria tiene como base fundamental la organización tribal nómada. Tribus que han estado dispersas por el Sahara oriental y el Sahara occidental, es decir, los saharauis de Tinduf pueden ser argelinos, malienses, marroquíes o mauritanos y esa es la dificultad para determinar un cuerpo electoral válido para la realización del referéndum de autodeterminación.
Lo anterior quedó evidenciado con las cifras del censo provisional de Naciones Unidas (1998) presentadas por la MINURSO en julio de 1999. De un cuerpo electoral de 140 mil personas que fueron propuestas por Marruecos, el Polisario y Mauritania, la MINURSO identificó a 84.251 que podrían votar en un eventual referéndum de autodeterminación. Un 54,9% estaba en Marruecos; un 40,1% se hallaba en Tinduf (Argelia); y, el 5% restante estaba en Mauritania. Eric Jensen, el jefe de la MINURSO (1994-1998), refirió en su libro el punto muerto de la negociación y la inviabilidad para la realización del referéndum de autodeterminación. Jensen observó la imposibilidad de Naciones Unidas para determinar cuál era el saharaui (argelino, mauritano o marroquí) que tenía que votar en el referéndum.
El Polisario ha ido por la libre dando las cifras que quiere dar en función de lo que espera recibir, a veces hablan de 120 mil personas otras de 160 mil. No han querido dar el número exacto ni de campamentos ni de personas a ninguna institución de cooperación internacional. Cuando la Unión Europea descubrió el robo de la ayuda humanitaria se aproximó —gracias a la ayuda de satélites— que la cantidad de personas estaba alrededor de 90 mil[7]. La ayuda humanitaria que se continúa enviando a Tinduf está calculada para 90 mil personas.
Al día de hoy no se sabe cuántas personas hay en Tinduf. Es el secreto mejor guardado por el Polisario y Argelia. El Polisario continúa negándose a permitir la realización de un censo.
¿Cómo fue vivir —con el Frente Polisario— en Tinduf?
Tinduf es una cárcel abierta en un territorio aislado e inhóspito donde se vende un discurso de “hacer el bien a la gente” pero resulta que ni Abdelaziz ni los otros dirigentes llevaron a su familia a esos campamentos. El padre de Abdelaziz se quedó en Marruecos y murió hace poco —QEPD—. Éramos nosotros, algunos de los fundadores y muchos cuadros originarios de primera hora del movimiento los que habíamos llevado a nuestras familias y los que estábamos ahí, sobreviviendo con lentejas y arroz, eso era todo. Y bajo un régimen de terror. Toda manifestación o expresión individual era motivo de sospecha y te podía llevar a la cárcel.
El Frente Polisario que creamos era en principio una organización más abierta que en poco tiempo fue convertida en una organización monolítica con un comité ejecutivo que manda y decide todo. Lo siguiente fue el “polpotismo”. Se instauró un clima de terror. El Polisario ha seguido las bases fundamentales de todo populismo. A nivel interno se impuso el aislamiento. Toda persona que tuviera una base intelectual, que se atreviera a pensar, era descalificada (la llamaban pro-marroquí; pro-americano, pro español o “hijos del joder macho” etc.,), la existencia misma y la integridad personal estaban amenazadas de forma permanente. Todos en Tinduf tenían que ser pro-argelinos. En el plano externo se vendía la teoría de David contra Goliat, se trataba de explotar una imagen victimista.
Tu vida no es tuya, le pertenece al Polisario. Tal y como se ha podido ver con los niños que les quitan a sus padres y son enviados a Cuba y a España sin que estos tengan potestad o decisión sobre sus hijos. No puedes decir: “voy con un primo” porque no puedes tener relaciones familiares. El Polisario tiene prohibido el tribalismo, al menos en el discurso, pero es lo que están aplicando en la acción y en la gestión de los campamentos.
El Polisario vende un eslogan —“tenemos la mujer más liberada del mundo árabe”— para ganarse al feminismo occidental. Después, cuando estas mujeres son secuestradas en Tinduf, se justifica y afirma que así son las tradiciones tribales. Pero no son las tradiciones las que envían a los niños a Cuba o a España. Es el Polisario el que toma la decisión. Nunca se les pregunta a los padres qué prefieren para sus hijos y si quieren enviarlos a Cuba, a España o a otro lugar. Al niño se le dice: “tu padre es la revolución”. Se debe obediencia al presidente del Polisario. Los hijos son solo un instrumento para llevar la propaganda de la causa: “Somos el pueblo que más sufre en el mundo y España es responsable”. No solo los niños son manipulados también las familias españolas. A los padres biológicos les quitan sus hijas en nombre de la “causa”. Esas niñas crecen con otras familias y cuando regresan a Tinduf, a visitar a sus padres biológicos, ellos no aceptan que sus hijas tengan otros padres (adoptivos) y otra forma de vida, así que son retenidas y secuestradas siendo mayores de edad porque no aceptan que tienen derecho y capacidad de elegir su propio destino.
¿Por qué se produce el acercamiento del Polisario a España y a América Latina?
En la fase inicial, el Polisario apostó a los países árabes pero como a estos no les interesó en nada la “causa saharaui”, el Polisario decidió mirar a España y a los movimientos de izquierda de América Latina. La estrategia consistió en vender el español como elemento común con los españoles y latinoamericanos para ganar simpatizantes con la “causa saharaui”. Los eslóganes que se repiten en Tinduf, en España y en América Latina: “Los saharauis somos el único pueblo árabe-musulmán que habla español”. “Los saharauis fuimos abandonados y traicionados por España”. “Marruecos es un ocupante que viola los derechos humanos”. “Somos víctimas”. Todos en Tinduf han sido instrumentalizados. Las víctimas reales son esas poblaciones afincadas allí, manipuladas y alejadas del mundo real. Y son víctimas de todos, pues parece que a nadie le interesa su suerte. Dicho sea de paso, nosotros luchamos para que esas personas puedan recobrar su dignidad como personas.
La estrategia del Polisario de enseñar el español con fines políticos, me llevó diez años de vida en la escuela-cuartel “12 de octubre”. Me destinaron a la enseñanza e inspección y a eso me dediqué en los campamentos. Fui designado como director nacional de inspección y programación de enseñanza en los campamentos de Tinduf desde 1978 hasta 1987. Las escuelas en Tinduf son escuelas-cuarteles. No tenían nada. Ni una pelota para jugar. Tenían problemas de higiene, de agua y estaban en condiciones lamentables. En la escuela-cuartel “12 de octubre” había una media de dos mil jóvenes y unos 120 profesores. En esas escuelas se atiborra la cabeza de los niños y jóvenes con ideas racistas y destructivas. Eran cuarteles del odio, la manipulación y el adoctrinamiento en aquellos tiempos.
En medio de esas condiciones tan adversas he tratado de implementar un programa de enseñanza que considere la “autogestión” en el que el estudiante sea parte del desarrollo de su vida diaria. El propósito era fomentar un pensamiento crítico pero es algo muy difícil de llevar a cabo en un clima de adoctrinamiento y en un sistema tan cerrado. La vigilancia es extrema y la palabra del alumno vale más que la del profesor que no tiene como defenderse. El lema del Polisario siempre ha sido: “Cumple primero y después… el resto”. Todo allí está dirigido a anular el pensamiento. Los castigos son públicos, los juicios son públicos, esa es la “autocrítica” que ellos llaman.
Te pueden llevar a un juicio público como profesor porque algunos de tus alumnos también están obligados a ejercer vigilancia y se encargan de las delaciones. El lenguaje es doble y todo allí es interpretado para convertirte en enemigo, en traidor. Incluso, algunos alumnos asistieron a sesiones de tortura a profesores. Todo el colegio asiste a los juicios. Cualquier mínima expresión o manifestación que te diferencie del grupo es sospechosa. La ropa que se utilizaba era militar pero si acaso iba muy limpio también podía ser un motivo de sospecha: “puede ser que desde afuera te estén enviando algo”. Imagínate lo que es pasar 10 años en esa situación de miedo permanente porque todo lo que hagas o digas puede llevarte a la cárcel, que no es una cárcel en sentido estricto sino un agujero en el desierto. Todos éramos, para ese puñado de radicales, sospechosos o traidores. Todo el que no sigue el dogma siempre es un traidor y no merece respeto. Opinar diferente siempre es una traición.
A los chicos los han enviado a Cuba, a Libia, a Argelia. Países donde no van a aprender sobre democracia, derechos humanos o Estado de derecho. Lo único bueno es que han estudiado y muchos de ellos han entendido la verdadera esencia de ese sistema obsoleto y totalitario. Hay quienes todavía hoy piensan en cambiarlo todo con violencia. Algunos que lograron formarse en Cuba, en Medicina, buscan la forma de ir a otros países y de no regresar a Tinduf, pero no es algo fácil porque los títulos no se los entregan a ellos, es un mecanismo para obligarlos a retornar. Los que no tuvieron formación profesional sino técnica, regresan a Tinduf y hacen de traductores para los extranjeros que visitan los campamentos. Todos cuentan la misma historia y nadie puede salirse de ese discurso porque todo se delata. Después de las visitas de extranjeros se presenta un reporte de todo lo qué se dijo. La historia se repite. Una evaluación y cálculo aproximativo permite inferir que en Europa puede haber cerca de 500 médicos saharauis —al estimar la cantidad de años y de niños y jóvenes— que han enviado a Cuba. Huelga decir, para mí, haber participado en la formación inicial de muchos de esos jóvenes es un motivo de orgullo. Hicimos gratuitamente lo que pudimos para ayudar a esos jóvenes. Esos supuestos militantes, los jefes supremos del Polisario, ¿qué han hecho realmente por los niños y jóvenes saharauis?
¿Cuál ha sido el papel de Cuba? ¿Por qué se enviaban grupos de niños y ahora de jóvenes desde Argelia hasta Cuba?
Porque el sistema del Polisario pretende emular el sistema de Cuba: un sistema marxista-leninista que implantó un discurso e impuso un régimen de partido único con dependencia total a un líder supremo[8]. Es en el contexto de la Guerra Fría y de la lucha ideológica que se entiende la creación de la Isla de la Juventud (1978) donde el régimen cubano creó unas 49 escuelas para la formación de niños y jóvenes procedentes de más de 36 países del tercer mundo gobernados por regímenes y movimientos afines. La Isla de la Juventud no solo ha sido un espacio de formación en diferentes áreas, también ha sido una plataforma de adoctrinamiento y divulgación del marxismo-leninismo. Creo que a la escuela 49 es a la que enviaban a los saharauis de los campamentos de Tinduf. En la Isla de la Juventud, además de cursar estudios de secundaria y pre-universitarios, los estudiantes debían trabajar en plantaciones de frutas.
En Cuba muchos saharauis fueron educados, adiestrados, adoctrinados y asistieron al lavado de cerebro donde se les martilla la cabeza con los logros del marxismo y de la revolución. Fidel Castro es un Dios. No se puede decir que es un dictador, eso inmediatamente te convierte en “gusano”, en traidor. Ese adoctrinamiento constante ha convertido a los saharauis en “cuba-raui” o “cuba-saharaui”. Felizmente, muchos de ellos han estudiado y han conocido la verdadera cara de la vitalicia dirección del Polisario. Muchos también han buscado refugio en países como España y se han desligado de ese radicalismo característico de los jefes supremos del movimiento.
En lo que respecta al programa del Polisario para los saharauis que van a Cuba, como en todo, es instrumental. El Polisario decide que carreras deben estudiar en función de lo que les interesa y cuando estos jóvenes terminan los estudios no les dan sus títulos para evitar que se vayan a otro lugar, quieren que esos jóvenes trabajen para la revolución como esclavos. Últimamente, los líderes máximos del Polisario convirtieron esos estudios en Cuba y en Venezuela en chollos para enviar a sus hijos o a los hijos de sus fieles mandaderos.

El Sahara está lo suficientemente lejos de América Latina para que la cuestión o el conflicto del Sahara no afecte —directa o indirectamente— a la región. ¿A qué se debe el interés en la “causa saharaui” y el apoyo al Polisario por parte de algunos gobiernos populistas latinoamericanos, especialmente de los países del ALBA[9]?
De nuevo, hay que partir de la génesis del problema y situarse en el momento en que surge el problema del Sahara. Es la época de la Guerra Fría y Argelia jugó un papel muy importante en este periodo en el que facciones de izquierda muy cruentas llegaron al poder por la vía revolucionaria y establecieron dictaduras en diferentes lugares. Estos movimientos de izquierda tuvieron a Argelia como la meca de la revolución y del discurso de la autodeterminación de los pueblos. Eso explica el reconocimiento que hicieron diferentes países de África y de América Latina al Polisario. En los años recientes y por la vía democrática otros movimientos de izquierdas llegaron al poder posibilitando el ascenso de presidentes populistas como Evo Morales, Rafael Correa, Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Daniel Ortega que siguen ideológicamente a Cuba y han asumido el discurso cubano respecto al Sahara. Lo de Venezuela ha sido un proceso más reciente que el de Cuba y tuvo lugar con el ascenso al poder de Hugo Chávez. Hay una relación fluida entre Argelia y Venezuela y afinidad política e ideológica con el sistema del Polisario. El presidente venezolano estuvo emulando el modelo de Cuba e intentó crear un ejército de difusores del marxismo a partir de la concesión de becas a estudiantes procedentes de diferentes lugares. Algunos saharauis de Tinduf recibieron estas becas para ir a Venezuela.
En África todavía quedan unos doce países que reconocen al Polisario. Ese es un juego ideológico que no tiene que ver con el derecho internacional. Desde el derecho internacional primero debe determinarse un cuerpo electoral válido y después si buscar la solución de la cuestión que puede ser la autonomía, la creación de un Estado o de un Estado asociado.
Los presidentes y gobiernos que simpatizan con el Polisario han ignorado que la misma España, que era la potencia administradora del Sahara, nunca reconoció a la RASD como Estado y apenas tolera al Polisario pero no lo reconoce. En otros países, con la llegada al poder de presidentes pragmáticos y de otro signo ideológico, el reconocimiento a la RASD ha sido suspendido o retirado. No reconocen a un Estado que no existe.
¿Cuándo decidió dejar el Polisario?
A partir de 1988 hubo mucha disidencia de cuadros en Tinduf. Ese año hubo fuertes revueltas. El comité ejecutivo del Polisario estaba compuesto por siete dirigentes, siete pistoleros, como les identifican allí. La gente estaba harta de esa situación, de no tener ninguna posibilidad de nada, ni siquiera de ascender en la organización.
Los jefes del Polisario decidieron recurrir al tribalismo para mantenerse. Incluso, quisieron retomar los postulados de El Uali y querían que yo les ayudase pero no quise. Les dije que desde el II Congreso yo no tenía nada que ver con la política de ellos.
Me reuní con algunos primos hermanos, hablamos de la implosión que se avecinaba y la solución tribal que iba a imponerse. El Polisario me sacó de Tinduf con la excusa de que asistiera a dos congresos en España sobre temas con los que no tenía nada que ver, uno fue en Tenerife y el otro en Las Palmas. Fui designado como delegado del Polisario en Cataluña y en Baleares (España) entre 1987 y 1992. Anteriormente había estado como delegado en Ginebra (Suiza) entre 1976 y 1977 y en Maputo (Mozambique) entre 1977 y 1978. No estuve en Tinduf durante las revueltas, cuando estas terminaron, el jefe del Polisario me comunicó que se quedaron sin hospitales, así que mi función fue trabajar en cuestiones hospitalarias, buscar apoyo y ayuda para los hospitales de Tinduf. Estuve en Barcelona hasta 1992. Me pidieron ir a Italia pero me negué.
El Polisario quería tranquilizar a la gente y organizó el VIII Congreso que denominaron Congreso de la reconciliación y fue celebrado en 1992. Asistí a ese Congreso. No hubo reconciliación de nada. Durante el Congreso, Abdelaziz reconoció —y esa fue la gota que colmó el vaso— que habían muerto 54 saharauis en las prisiones del Polisario y que en adelante serían “mártires” de la “causa”. Eludió toda responsabilidad —como jefe del Polisario— en la muerte de estas personas convirtiéndolas en mártires. Dijo que murieron en la cárcel y reconoció que los tenían presos pero lo hizo por la presión de la gente. Así que no hubo responsables por esas muertes. Pero son ellos —los dirigentes del Polisario— los que los matan, torturan y fusilan y los que también absuelven. Lo que resulta todavía más asombroso es que los dirigentes del Polisario han sido condecorados en algunos países como defensores de los derechos humanos. A Abdelaziz le otorgaron un reconocimiento en País Vasco y Gali fue condecorado en México, Gali que ha sido solicitado por la justicia en España.
El Polisario afirma que es el único representante legítimo de los saharauis. Eso no es cierto. Es una organización armada en territorio argelino que le dio un golpe al movimiento original. Se impusieron otros dirigentes a sangre y fuego. Cuando el Polisario afirma que es el único representante de los saharauis admite su carácter dictatorial. En su fase inicial era el único movimiento pero, transcurridos 43 años, han aparecido otras corrientes y muchas personas han dejado de creer en la solución de un Estado independiente, se han adherido a la propuesta de autonomía de Marruecos o buscan una salida viable atendiendo a las razones y circunstancias geopolíticas de la región [Magreb/Sahel].
En las provincias del sur administradas por Marruecos hay walis, alcaldes y autoridades que son saharauis de origen y que han sido votados y elegidos por la gente. Al Polisario nadie lo votó aunque se sienta el propietario de una “causa”. No me digas que eres el representante legítimo y que eres el bueno. No fui yo quien asesinó y torturó a saharauis en Tinduf, ni el que creó las cárceles de Tinduf. Yo me dediqué a la enseñanza. Entonces, ¿el malo y el traidor es quien tiene un lápiz frente a quien tiene los cuchillos y las armas?
¿Por qué decide ir o retornar a Marruecos?
En 1989 Hassan II llamó a las fuerzas opositoras a la reconciliación, llamó también a los saharauis a retornar a Marruecos. Hubo una intención de alcanzar la reconciliación con los saharauis. Desde entonces han entrado a Marruecos —desde Tinduf— más de 12 mil saharauis originarios del territorio del Sahara. Se les denominó “retornados”. De esas 42 mil personas que había en Tinduf en 1976 solo 18 mil eran del territorio disputado y 12 mil ya han regresado a Marruecos. Los otros saharauis que fueron a Tinduf en un comienzo también han ido retornado a su tierra de origen (Argelia y Mauritania). Hubo otros que se fueron a España por tener la nacionalidad española.
A comienzos de los años noventa, Marruecos empezó a abrirse mientras que el Polisario seguía repitiendo lo mismo, dedicado a la venta de los mismos eslóganes y sin horizonte de nada. Ya no había guerra entre Marruecos y el Polisario pues en 1991 se alcanzó el alto el fuego.
El mundo estaba cambiando. La coyuntura internacional cambió. Cayó el muro de Berlín. Llegó la globalización y un tiempo de transformaciones en el mundo. ¿Qué posibilidades podía tener el movimiento —Ejército Popular de Liberación con cuatro mil o cinco mil soldados— de ganarle la guerra a un Estado por muy débil que este fuera? La guerra ya no era ni el camino ni la solución. ¿Qué me interesa como saharaui? Que dentro de un Estado se reconozcan las diferentes identidades. Un Estado plural en el coexistan las opiniones diversas. Había que reconciliarse con Marruecos y asumir los errores de este país sobre todo en materia de derechos humanos. Vine a Marruecos en 1992 y eso no me excluye: soy saharaui originario y creo en los derechos humanos y en el respeto e integridad de los individuos.
Los cambios en las provincias del sur han sido positivos a nivel político, material y, también, la mentalidad saharaui empieza a cambiar. Hay apertura, evolución, derecho de asociación. El Aaiún [ahora Laâyoune] es, probablemente, el lugar del mundo donde hay más asociaciones. En todo el Sahara hay más de doce mil asociaciones, algunas son pro-polisario. En Tinduf no existe el derecho de asociación. Las organizaciones son dirigidas y controladas por el Polisario. La constitución que tiene no reconoce el derecho a crear asociaciones. Las crearán hasta después de lograr la independencia. Son 43 años bajo el control de las mismas personas. ¿Eso es liberación? Eso es otra cosa.
La población del Sahara ha crecido desde 1975 hasta hoy. Ahora hay jóvenes que se han formado en diferentes carreras y les interesan otras cosas, conocen al Polisario solo de nombre, son fruto de la escuela y de la historia marroquí. Saben del Polisario por las noticias, pero no tienen ninguna afinidad con esa organización. Los chicos que han nacido en Laâyoune o en Smara, son del Sahara, esa es su tierra. ¿Qué pretende el Polisario? ¿Expulsarlos? ¿Saharaui es solo aquel que pertenece a una tribu? No. Saharaui es él que ha nacido ahí. Esa población que el Polisario pretende que es la saharaui por pensar que es afín a su ideología ya no es la única.
En Marruecos ha habido apertura para la libertad de expresión y la libertad de manifestación. Mi posición es que se puedan exponer diferentes puntos de vista y criticar lo que se deba criticar. Creo que he sido uno de los primeros que ha lanzado la voz por los derechos humanos de los saharauis y tengo las pruebas. En un país debe haber diversidad de opiniones, cada persona tiene opiniones no solo una opinión, así que esa es la lucha ahora, por un país más tolerante y pluralista donde se expresen las opiniones libremente. Marruecos ha evolucionado, le falta avanzar, no es un país perfecto pero el cambio no se hace en un día, es un proceso gradual. Hoy la situación del país es otra, tenemos un nuevo Rey —Mohammed VI— con una visión moderna para el Estado y con una voluntad clara de cambiar las cosas. Lo cual no quiere decir que se han resuelto todos los problemas o se ha creado igualdad de oportunidades. Sin embargo, pienso que las democracias se construyen y no caen del cielo. Hay que luchar por ellas. Me niego a vivir como ciudadano de segunda o que transcriban mis ideas. Nací en un médano desnudo y pretendo morir libre por derecho.
¿Cómo ha sido su vida en Marruecos?
Mi vida la empecé siempre de cero. Nunca trabajé en nada en que no haya participado en su creación, no he sido el único, pero he participado: fui uno de los creadores del Polisario, uno de los creadores de la prensa del Polisario, uno de los creadores del ejército del Polisario, uno de los creadores de la enseñanza del Polisario; uno de los creadores de la diplomacia del Polisario. Y también uno de los primeros encarcelados del Polisario por pensar diferente y por ser “hijo del joder macho”. He sido denigrado por pensar de otro modo y por no aceptar ciertas cosas. Aún hoy sigue esa campaña contra todo aquel que no hace plegaria detrás del Polisario. El Polisario sigue fiel a la caza de brujas a todo el que no “obedece y se calla”.
Al llegar a Marruecos lo primero que hice fue llegar a entender y a comprender qué es Marruecos porque yo no tenía idea de qué es Marruecos. Mi formación es una formación occidental. No soy de la escuela árabe. No tengo contacto con el mundo árabe más allá de un conocimiento por cultura general. Marruecos es un país muy complejo, una nación muy diversa. Se puede encontrar gente que vive en el siglo I y gente que vive en el siglo XXI y yo he querido entender eso. He creado un partido político y también una ONG, una asociación — Alter Forum— la más representativa del Sahara que se ha ocupado de alfabetizar a unas 35 mil mujeres y trabaja sobre lineamientos de economía social, activismo, liderazgo social y emprendimiento pues uno de los problemas en el Sahara es el asistencialismo y, apenas ahora, la gente empieza a desarrollar sus proyectos. Hemos trabajado en esa dirección.
No solo se necesita modernización y desarrollo en las autovías también hay que trabajar en las ideas y que la gente aprenda a ganarse el pan. Tener gente formada para resolver problemas y superar el asistencialismo. Ciudadanos que exijan transparencia y gestión eficiente a las autoridades. Hay que ir a la cabeza de la gente. La escuela y la educación deben estar en función de la ciudadanía que se quiere. Pero el camino aún es muy largo y se necesita mucha paciencia y abnegación. Por último, quiero subrayar que yo —como muchos otros— no estoy en contra de los saharauis, ni en contra de nadie. Lucho por la democracia, la justicia, el bienestar y, sobre todo, por ser un ciudadano que merece respeto donde quiera que viva. No me motiva ni la ideología, ni las guerras de banderas. Solo espero que se imponga la ley, eso se llama Estado de derecho. Un Estado sin derecho es el que pretenden los siete valedores del temible programa argelino, les importa bien poco el sufrimiento de nuestra gente que lleva cerca de 43 años con el consiguiente reparto de las familias (hermanos, sobrinos, amigos) y en una situación de miseria obligada e inducida para mantener una causa perdida entre médanos del grandioso desierto.
En este lado también hay personas que manipulan todo y no son amonestados. La justicia tiene que aplicarse a todo el mundo por igual. Hay que comprender que en democracia nadie es poseedor exclusivo y único del monopolio de la verdad. Entre todos se puede hallar la solución, pero debe darse un debate tan serio en las ideas como respetuoso de la dignidad de las personas. No me considero portavoz de nadie, tampoco pretendo excluir a nadie, eso sí, lucho por mi derecho de opinar libremente.
*Clara Riveros es politóloga, consultora, analista política en temas relacionados con América Latina y Marruecos y directora en CPLATAM -Análisis Político en América Latina- ©
La entrevista a Bachir Edkhil se realizó en diferentes sesiones: algunas presenciales en Rabat, en noviembre (2017); y, otras por vía telefónica entre 2017 y 2018. Este es un contenido exclusivo de CPLATAM -Análisis Político en América Latina- ©
Junio, 2020
Notas
[1] Sobre la formación académica y las actividades profesionales de Bachir Edkhil: Durante su estancia en Tinduf recibió formación de la Universidad de La Habana en Pedagogía (1981-1983) para ejercer la docencia en las escuelas-cuarteles de Tinduf. A Edkhil —como a otros saharauis— no le entregaron título o diploma de los estudios cursados. Esa medida ha sido utilizada ampliamente por el Frente Polisario para obligar a la población a permanecer en Tinduf. Cuando retornó a Marruecos, Edkhil cursó estudios en Literatura española con especialidad en autobiografía en la Universidad Mohammed V (Rabat); y, realizó estudios de postgrado en Ciencia política en Atlantic International University. Es fundador del fórum de diálogo académico «Tarfaya dos Orillas». Bachir Edkhil colabora como conferencista en algunas universidades; organiza seminarios académicos, participa habitualmente como panelista y comentarista en medios de comunicación como experto en la cuestión del Sahara Occidental y en otros temas relacionados con el Sahara. Ha publicado: «Escribir sobre dunas. Liderazgo y economía social»; «Duna desnuda» libro de poesía (2018); y, «Sembrar en la duna», segunda edición (2018). Sus colaboraciones académicas recientes: «España en África» bajo la dirección de José A. Rodríguez Esteban; «Sahara otras voces» en colaboración con Ángela Hernández; «Guerra de banderas» en colaboración con Ángela Hernández; « Diplomatie économique en Afrique » bajo la dirección de Mohamed Harakat (obra colectiva, REMA); «España-Marruecos desde la orilla del sur» coordinado por Carla Fibla (obra colectiva); « Banque de projet socio-économique de Esmara » en colaboración con Ali Boulahsan; y, «El viento del diablo» con Mariano Gambín (colaboración).
[2] La influencia occidental, dice Edkhil, la recibían de sus profesores españoles, de The Beatles, Mayo del 68, etc.
[3] Jaima: Tienda de campaña de los pueblos nómadas del norte de África. Definición RAE.
[4] Se refiere a Al-Walī Mustafa Sayyid o El Uali Mustafa Sayed, saharaui de la de la tribu Erguibat, dedicado al pastoreo en sus primeros años de vida y más adelante uno de los fundadores del Frente Polisario. Cursó estudios en Marruecos (primaria en Tan-Tan; secundaria entre Marrakech, Taroudant y Rabat). A comienzos de la década de 1970 fue a la Universidad Mohammed V (Rabat) pero pronto abandonó la vida académica para dedicarse de lleno al activismo político. Llegó a militar en un partido de izquierda marroquí hasta que se decantó por la revolución. Durante el congreso fundacional del Frente Polisario —realizado en mayo de 1973 en Zouérat (Mauritania)— declararon y afirmaron que tras agotar la vía pacífica y ante la pervivencia de una situación de represión y marginación en que se encontraban los saharauis bajo mandato español optaban por la violencia revolucionaria, la lucha armada y la guerra de guerrillas para forzar la salida de España del Sahara. El Uali fue elegido secretario general del Polisario durante el II Congreso de ese movimiento —celebrado en Argelia (1974)— y —a finales de febrero de 1976— proclamó en territorio argelino la creación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Meses más tarde, una fracción de esta guerrilla, armada y financiada por Libia y Argelia y comandada por El Uali atacó la capital mauritana (Nuakchot) y el palacio presidencial. El grupo de guerrilleros —incluido El Uali— fue abatido por fuerzas militares mauritanas. El Uali Mustafa Sayed fue sucedido de forma interina por Mahfoud Ali Beiba. El 30 de agosto de 1976 asumió —como presidente de la RASD y secretario general del Frente Polisario— Mohamed Abdelaziz —quien se mantuvo al frente de esa estructura guerrillera por 40 años— hasta su fallecimiento el 31 de mayo de 2016.
[5] Para ampliar las observaciones de Bachir Edkhil en un sentido sociológico respecto a la sociedad saharaui y a la mujer saharaui, véase: La sociedad saharaui y las mujeres en el conflicto del Sahara Occidental.
[6] El alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres, visitó los campamentos de Tinduf en septiembre de 2009. Ningún responsable de ACNUR había visitado Tinduf en 33 años, desde la visita del alto comisionado Sadruddin Aga Khan en 1976. Guterres se refirió en esa ocasión a la “dramática” situación de esa población —“refugiados saharauis”— y anunció una ayuda de 12 millones de dólares (8,22 millones de euros) “que se añade a las que otorgan el Programa Alimentario Mundial, la agencia ECHO de la Comisión Europea, la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo y numerosos ayuntamientos y comunidades autónomas de España”. Días más tarde, Guterres reconoció en Rabat que Argelia y el Polisario se niegan a que la ONU cuente la población que ellos estiman en 165 mil personas. «Hemos reducido la ayuda alimentaria partiendo de las estimaciones que poseemos [sobre el número de refugiados] y que son inferiores a las cifras dadas por las autoridades argelinas […] Para que la cambiemos hace falta que se lleve a cabo un censo, algo que no guarda relación con el proceso político […] Argelia no ha aceptado la elaboración de ese censo y nosotros no hemos cambiado nuestras estimaciones». Información citada en los medios españoles RTVE y El País.
[7] «[..] el informe de la OLAF, la agencia de la Comisión Europea que lucha contra el fraude, relata minuciosamente como la ayuda humanitaria que esa institución y otros organismos internacionales enviaron durante cuatro años (2003-2007) a los refugiados saharauis de los campamentos cerca de Tinduf (suroeste de Argelia) acabó, en parte, siendo vendida en mercados de Argelia, Mauritania o Mali […] El fraude masivo fue en buena medida posible porque durante años la Comisión envió ayudas para alimentar a unos 155.000 refugiados, la cifra que le había comunicado Argelia. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados no dispone de un censo propio porque el Polisario, que controla los cuatro campamentos, no le ha autorizado a hacerlo desde hace 39 años […] Cuando estaba investigando el fraude, la OLAF encargó en 2005 al Centro Común de Investigación europeo de Ispra que tratase de averiguar, recurriendo a satélites de observación, el número de refugiados. Resultaron ser unos 91.000. A partir de entonces, Bruselas fue ajustando a esa cifra su ayuda, que ronda los 10 millones de euros anuales, pero no hizo público el contenido del informe de su equipo anti fraude ni interrumpió la entrega de alimentos. La Comisión niega haberlo escondido, aunque admite que el acceso al documento que relataba la investigación era restringido hasta que afloró en diciembre de 2014». Cembrero, Ignacio. El Mundo. Fraude masivo en la ayuda europea a los refugiados saharauis en Tinduf. 10-03-2015
[8] En 1977 una delegación del Partido Comunista de Cuba visitó Tinduf por invitación del Frente Polisario. En enero de 1980 Cuba reconoció la RASD y estableció relación con el Polisario. Sin embargo, no fue Cuba el primer país de América Latina en reconocer al Polisario. El diario El País de España, en la edición impresa del martes 22 de enero de 1980, menciona que a Cuba le precedieron veinte países africanos, nueve latinoamericanos y seis asiáticos en otorgar reconocimiento a esa estructura. Al día de hoy, muchos países han retirado o suspendido su reconocimiento a la RASD. El Polisario conserva algunos apoyos en África aunque cada día son menos al igual que en América Latina donde tiene respaldo de los países del Alba, México y Panamá.
[9] La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América ALBA es una iniciativa de integración regional que fue promovida por Cuba y Venezuela (2004) para hacer contrapeso a la presencia estadounidense en la región. Son miembros: Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y algunas islas del Caribe. Ecuador dejó ese bloque en 2018.
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