Por Jamal Eddine Mechbal*
En mis últimos artículos analicé la fragmentación, el reparto del territorio marroquí y las nuevas fronteras impuestas por el colonialismo europeo; y, los hechos acaecidos al final del protectorado, la reunificación del territorio y la recuperación del Sahara. Hoy me ocuparé de aproximar los factores que han influido e incidido en el accionar del Frente Polisario imposibilitando la resolución de la cuestión del Sahara.
Marruecos apostó a la lucha pacífica y por la vía diplomática durante casi 20 años para recuperar el Sahara (desde abril de 1956 hasta febrero de 1976). No obstante, cuando logró recuperar la totalidad de territorios ocupados por España, emergieron en escena países árabes-africanos a patrocinar, armar y acoger al Frente Polisario, movimiento subversivo con el que Marruecos enfrentó una guerra abierta durante 15 años. El alto el fuego entre Marruecos y el Polisario significó distensión y el cese de bajas militares y pérdidas humanas pero el hostigamiento y la persecución del Polisario a Marruecos, agenciado por los petrodólares de Argelia -sometida a un régimen militar voraz y expansionista que supo absorber el talante colonialista que le había sometido en el pasado- y de Libia -bajo guía y liderazgo del dictador Muamar el Gadafi-, pronto alcanzará los 45 años.
Nótese que Hassan II, estando en Nairobi en 1981, propuso la realización de un referéndum con el fin de superar las tensiones y el desgaste que representaba a todo nivel mantener ese enfrentamiento. Sin embargo, el Polisario, siguiendo las directrices del régimen argelino, rechazó la propuesta y argumentó la existencia de una nueva realidad sobre el terreno, en alusión a la virtual República Árabe Saharaui Democrática (RASD), a la que, según el Polisario, Marruecos debía reconocer y entregar el territorio del Sahara.
Tres años después, tras firmar un acuerdo de unión con Marruecos (1984), Gadafi retiró el apoyo y suministro de armamento al Polisario. Argelia asumió de lleno el mantenimiento y dotación de esa estructura. El régimen argelino, en procura de su objetivo expansionista, asumió más cargas de las que podía y en octubre de 1988, el país entró en una severa crisis económica que llevó a manifestaciones y protestas civiles, estas fueron reprimidas con ferocidad por el ejército popular y se saldaron con decenas de muertos. Las masas enfurecidas quemaron y saquearon edificios y locales emblemáticos, uno de ellos fue la sede del Polisario. Ese fue el preludio de la guerra civil que siguió en Argelia y que dejó un balance de pérdidas humanas que duplica en números a lo que el régimen argelino denomina «pueblo saharaui» cuya defensa se arroga aun cuando solo instrumentaliza la población para la consecución de sus fines.
Mientras estos trágicos eventos acaecían en Argelia, Marruecos terminaba la construcción del muro de contención que puso fin a las incursiones armadas del Polisario desde territorio argelino. Rodeado de circunstancias adversas para su causa, el Polisario aceptó negociar el principio de un referéndum para la resolución del diferendo del Sahara que culminó en el Plan de arreglo de las Naciones Unidas y en el alto el fuego alcanzado en 1991. No obstante, Hassan II ya lo había planteado en 1981 ante la OUA pero su propuesta fue desestimada por el Polisario y por Argelia.
Transcurridos más de diez años de intentos, la Organización de las Naciones Unidas concluyó que el Plan de arreglo es inaplicable o, mejor dicho, que el referéndum es inviable para la resolución del diferendo porque solo permite dos opciones -integración o independencia del Sahara-, ambas extremas que, en el largo plazo no permitirán la consolidación de una paz efectiva y duradera. La ONU no pudo establecer la validez del cuerpo electoral y/o que las partes llegasen a un acuerdo respecto a cuál es el saharaui con derecho al voto (Mechbal, 2009, p.31).
La llegada del siglo XXI ha Estado marcada por acontecimientos, cambios, transformaciones y el tratamiento de la cuestión del Sahara en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no ha sido la excepción. A mediados de 2002, el Consejo de Seguridad dejó de citar en sus resoluciones la celebración de un referéndum para resolver el diferendo, tampoco lo menciona el secretario general de las Naciones Unidas en los informes que entrega al Consejo. A partir de entonces, el Consejo de Seguridad ha exhortado a la negociación entre las partes tendente a una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable. En su última resolución [2414] el Consejo de Seguridad ha sido todavía más contundente al instar a “una solución política realista, viable y duradera para la cuestión del Sáhara Occidental basada en la avenencia y la importancia de adaptar el enfoque estratégico de la MINURSO y orientar los recursos de las Naciones Unidas con ese fin”. La resolución 2414 reitera que toma nota de la propuesta de autonomía para el Sahara presentada al secretario general por Marruecos (2007), y acoge “con beneplácito los serios y creíbles esfuerzos de Marruecos por hacer avanzar el proceso hacia una solución”. Además, reconoce que la respuesta de Marruecos ha sido mesurada ante las recientes provocaciones del Frente Polisario (Mechbal, 2018).
Aunque los enviados especiales del secretario general de las Naciones Unidas han observado que la independencia del Sahara no es una opción realista, para Argelia y el Frente Polisario esa sigue siendo la única solución. De ahí la imposibilidad de avanzar en una solución definitiva para la irresuelta cuestión (Mechbal, 2014, p.9). El actual líder del Frente Polisario, Brahim Gali, se cree poseedor de una república con fronteras reconocidas internacionalmente. Lo anterior lleva a formular algunas inquietudes debido a la ausencia de cordura por parte del Polisario:
- ¿Constituye Tinduf el territorio de la RASD?
Suponiendo que fuera así, Argelia habría entregado al Polisario territorio marroquí, cedido por Marruecos a Argelia -de buena fe y de buena voluntad- para la construcción de un Magreb unido.
- ¿Qué estipulan los acuerdos firmados entre Marruecos y Argelia para fijar las fronteras entre ambos países y, por los cuales, territorios del Sahara oriental pasaron a Argelia? ¿Respeta Argelia esos acuerdos?
La Convención entre Marruecos y Argelia, firmada el 15 de junio de 1972, fija las fronteras entre los dos países y estipula que la convención se establece en aplicación del Tratado de Ifrán del 15 de enero de 1969 y el comunicado conjunto dado en Tlemcen el 27 de mayo de 1970. El Tratado de Ifrán establece el compromiso de “una paz permanente, una amistad sólida y una vecindad que emana de la fraternidad secular entre los dos pueblos hermanos, reinarán entre la República argelina democrática y popular y el Reino de Marruecos y dirigidas hacia la edificación de un futuro común y próspero”. A este principio expresado en el primer artículo, le sigue una serie de importantes compromisos contemplados en el artículo segundo por el cual las partes se comprometen a reforzar sus relaciones comunes en todos los campos, sobre todo, en lo económico y cultural con el fin de contribuir a extender el campo de comprensión mutua entre los pueblos hermanos de Argelia y Marruecos y a reforzar la mutua amistad y la buena vecindad.
- ¿Puede el régimen de Argelia afirmar que cumplió al menos uno de los compromisos pactados en los acuerdos citados y por los que Marruecos cedió parte de sus territorios? ¿Se respetaron los objetivos de fraternidad?
A solo tres años de lo acordado (1975), el régimen argelino expulsó a 350 mil marroquíes como represalia por la Marcha Verde -exitosa movilización política y social- para la recuperación del Sahara Occidental. Adicional a esto, Argelia cerró la frontera con Marruecos (1994). En contraprestación a los acuerdos firmados con Marruecos, Argelia armó un movimiento subversivo y proclamó una república virtual sobre el territorio que le había cedido Marruecos para que los dos países -Marruecos y Argelia- construyeran un Magreb unido.
- ¿Marruecos tendría derecho a considerar la nulidad del acuerdo firmado con Argelia mediante el cual delimitaron fronteras? La respuesta se encuentra en la Convención de Viena del 23 de mayo de 1969 sobre el derecho de los tratados. Un acuerdo firmado entre dos partes no puede cumplirse de manera unilateral.
Como apuntó el escritor Juan Goytisolo (1979), con la lúcida perspectiva de quien conoce bien el Magreb, “La historia, la razón, la justicia, los intereses, obligan un día u otro a los dirigentes marroquíes y argelinos a sacrificar sus diferencias en aras del Magreb unido que sus pueblos reclaman” (p.62). Y, en referencia a la población saharaui, tanto en territorio argelino (Tinduf) como en territorio marroquí (Sahara occidental), cuyo sufrimiento y opresión habían durado bastante, observó: “Mantener artificialmente un foco de tensión en el Magreb mediante la ficción independista no servirá más que a prolongarlos” (p.63).
Jamal Eddine Mechbal es jurista, ex diplomático, escritor y columnista en medios árabes y españoles. Esta ponencia originalmente fue escrita en árabe y ha sido traducida al español por el autor. La edición y adaptación del texto en español es de Clara Riveros.
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Febrero, 2019
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