Cuba, la revolución y sus «logros»

Por Clara Riveros

La dictadura de los Castro ha sido tratada de forma condescendiente —muchas veces con abierta simpatía— por numerosos y destacados políticos e intelectuales. ¿Laxitud ética por motivos ideológicos? En África, en Europa y en América, todavía hoy, se habla de los «logros de la revolución» en las áreas de salud y educación. Lo que no se sirven aclarar estas personalidades es sí para garantizar el acceso a salud y a educación, se hace indispensable instaurar un régimen totalitario. Cuba se cae a pedazos y, bajo sus escombros, yacerá el mito de la revolución con sus logros. ¿Qué lecciones nos deja?

La falsificación histórica se dio —y se da— en muchos campos, aquí se abordará el relacionado con la educación. La situación del sector salud, que también es deplorable, fue documentada, semanas atrás, por Roberto Álvarez Quiñones. El periodista cubano no describió un país del África subsahariana, dio cuenta de Cuba, convertida en «potencia médica» gracias a la revolución marxista-leninista. «La educación gratuita y masiva, como «obra genuina de la revolución», constituyó junto a la salud pública el buque insignia con la que el caudillo vendió al mundo un estupendo producto político-ideológico», recuerda Álvarez Quiñones.

Fidel Castro impuso ideas como que antes de 1959, había pocas escuelas públicas y que la educación universitaria era tan costosa que solo podía acceder una élite. En 1956 —con un índice de 23% de analfabetos—, Cuba había sido reconocida por Naciones Unidas como uno de los países con menos iletrados en Iberoamérica. España y otros países de América Latina tenían tasas de analfabetismo alrededor o superiores al 50%. Antes de Castro había institutos de bachillerato y escuelas para formar docentes o en las áreas de comercio, bellas artes, tecnológicas, agrimensura, artes y oficios, periodismo y publicidad, entre otras. «En estas 150 instituciones en 1956 había 70.029 estudiantes. En general, el sistema educacional cubano era uno de los mejores de Iberoamérica completa».

[…] hoy casi nadie en Cuba sabe que en la Universidad de La Habana la matrícula anual costaba solo 60 pesos —equivalían a 60 dólares—, a pagar en tres plazos. Un joven podía graduarse de médico, ingeniero, abogado, arquitecto, contador público, físico-matemático, o doctor en Ciencias Sociales, en Filosofía y Letras, o en Pedagogía, con solo cinco pesos mensuales […] En 1958, según el Anuario Estadístico de Cuba, había en la Isla 7.567 escuelas primarias públicas (gratuitas) y 869 privadas, o sea, 8.436 en total. De las escuelas públicas, 1.206 estaban en el campo. A mediados de los años 50 la educación pública contaba con 25.000 maestros, y la educación privada con 3.500. Había siete veces más maestros públicos que privados […]

La dictadura impuso su lógica y propósito: lavar cerebros y capturar almas para formar al «hombre nuevo». Valga recordar el experimento de inspiración fascista de las Escuelas en el Campo –ESBEC-, en las que se formó a becarios nacionales y extranjeros en una versión edulcorada del socialismo y en el desprecio a Occidente y a su sistema de valores. Fidel Castro declaró a Cuba «territorio libre de analfabetismo» y, es cierto que, fueron alfabetizados 707.000 cubanos, pero otros 272.000 siguieron siendo iletrados, sostiene Álvarez Quiñones, quien concede que: «Cuba tuvo un buen sistema educacional —ideología aparte— entre los años 60 y fines de los 80 del siglo pasado, según los estándares del Tercer Mundo. Se erigió en la Isla una red de escuelas que elevó el «piso» escolar de la población y permitió formar a decenas de miles de profesionales universitarios».

No obstante, «La universidad es para los revolucionarios». Por tanto, el buen expediente «revolucionario» ha sido decisivo a la hora de acceder a la universidad y a ciertas carreras. No hay libertad de cátedra y los estudiantes deben participar de las tareas revolucionarias[1]. Hay purgas periódicas donde estudiantes y docentes son expulsados de las aulas por «contrarrevolucionarios». En ese clima de asfixia totalitaria, la educación ha sido marginada de la modernidad con consecuencias lamentables para una sociedad —sometida a la pobreza— y que habita un país atrasado y en ruinas. Álvarez Quiñones explica con cifras que «La educación nunca fue un «logro de la revolución», sino de Moscú». En línea similar se pronuncia Marlene Azor, académica cubana exiliada en México.

La educación superior ha sufrido oleadas de expulsión, en los años 70s y en la actualidad. En los años 70s la discriminación fue contra los que profesaran alguna religión, fueran homosexuales o jóvenes amantes del rock o con pelo largo. Política sustentada por Fidel Castro en el Primer Congreso de Educación y Cultura en Cuba (1971). En el primer semestre del año 2017, se expulsaron alrededor de 15 profesores y estudiantes por discriminación política. La consigna de Fidel Castro y de la dictadura cubana siempre ha sido que «la Universidad es para los revolucionarios» y entre estos se entienden todos los que sigan la línea del discurso oficial cubano y no hagan ningún tipo de crítica al sistema educacional cubano[2].

Armando Chaguaceda observa que el régimen en Cuba apuntó a la universalización de la educación y, aunque en el pasado, el sistema educativo cubano fue reconocido en términos de calidad, respecto a otros países de la región, la situación ha cambiado notablemente debido a la precariedad, la falta de recursos humanos, tecnológicos y de infraestructuras. Muchos profesionales han dejado Cuba debido a los salarios insuficientes y al clima político del país. La pervivencia del modelo político no ha eximido a la educación de las problemáticas que enfrentan países con modelos «neoliberales» como México, destaca el académico cubano radicado en México. Incluso nota que en algunos países de la región se ha promovido el acceso a tecnologías e internet en los colegios, posibilidades con las que no cuentan los niños y estudiantes de primaria y secundaria en Cuba.

Chaguaceda también destaca las dificultades que enfrentan los jóvenes en sus procesos de formación universitaria y técnica, estas varían según el área, por ejemplo, en ingenierías, medicina o carreras que demandan el uso de tecnologías, Cuba presenta limitaciones ostensibles mientras que en las carreras de ciencias sociales y humanas es la censura la mayor limitación para la formación profesional.

Azor considera que el régimen de La Habana apuntó a la universalidad de la educación y de la salud —reconocidas por los organismos internacionales—, pero que la calidad de las mismas es difícil de medir[3]. Una constante que se observa con todas las fuentes consultadas tiene que ver con la opacidad de la información y las cifras oficiales. «Todo lo que reconocen los organismos internacionales son números inflados, que apuntan a la universalidad de derechos y nunca a la mínima calidad. Los servicios de educación públicos y los servicios de salud, todos, no están sometidos a ninguna evaluación de calidad, ni con estándares nacionales ni internacionales. Las cifras que presenta la ONEI son los números de escuelas, hospitales médicos, maestros y estudiantes, nada más». Y agrega que, pese al discurso dominante, la educación en Cuba no ha sido universal, hay un filtro político y discriminación, ello se corrobora en la expulsión de estudiantes críticos. La educación a diferentes niveles tampoco se mide por estándares de calidad internacionales ya que Cuba no permite esas mediciones, ni informa sobre las variables que miden esos organismos internacionales.

«Todos los profesionales que salimos de Cuba nos tenemos que recalificar en el exterior si pretendemos seguir siendo profesionales y no es porque los gobiernos adonde emigramos no tengan convenios de «igualación de títulos», sino por la baja calidad de la educación en Cuba», opina Azor. El economista cubano, Carmelo Mesa-Lago, enfatiza en la necesidad de la transformación cultural y de las mentalidades para la formación de cubanos con capacidad de responder a los desafíos actuales del país. «Muchos docentes universitarios cubanos se formaron antes del colapso de la Unión Soviética. Posteriormente se hicieron cambios importantes en el currículo, se actualizó un poco la bibliografía y con ello muchos libros de economía marxista desaparecieron». No obstante, no ha habido en la Isla

un desarrollo importante de la enseñanza de la economía, digamos la neoclásica, que es esencial para entender el mercado. A medida que el sector del mercado y de propiedad privada se expande uno debe formar profesionales entrenados en ese campo […] de acuerdo con las reformas que se están implantando en Cuba, sería muy importante aumentar la oferta de educación vocacional, porque toda esta pequeña microempresa lo necesita. Requiere de personas que sepan de albañilería, de plomería, carpintería, lo que en sentido general llamamos oficios. No necesita un bachillerato y tampoco un título universitario. En Cuba hay una población que está muy bien educada y se ha formado un enorme capital humano que se desperdicia, porque no está empleándose en lo que puede hacer y está recibiendo un salario muy bajo.

En ese clima de desinformación, censura y represión, donde las autoridades no rinden cuentas, la formación que se imparte difunde una visión parcializada del mundo y, en criterio de Azor, la ignorancia ha arraigado en la sociedad. La académica abordó recientemente, en una serie de seis artículos, las represiones gnoseológicas y epistemológicas en el discurso oficial cubano, analizando la dictadura por dentro y cómo ha llevado al «embrutecimiento» de la población con sus múltiples prohibiciones[4].

Azor se formó en Cuba y en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), ejerció como catedrática en la Universidad de La Habana durante 17 años, hasta que se vio forzada a abandonar las aulas debido a su tesis doctoral[5]. La tesis fue censurada en dos tribunales de grado, en 1996 y 1997, al presentar «Las experiencias históricas del Socialismo de Estado». El doctorado no fue aprobado por represión política a la crítica de este modelo de sociedad soviético[6]. Pablo González Guadarrama, fue uno de los represores y presidente de uno de los tribunales de tesis de Azor. González Guadarrama actualmente reside en Colombia, es catedrático en la maestría en Estudios políticos latinoamericanos de la Universidad Nacional de Colombia; y, en la maestría en Ciencias políticas de la Universidad Católica de Colombia. Imparte lecciones de derechos humanos, nada menos. De hecho, publicó dos libros que suman casi 900 páginas: «Democracia y Derechos Humanos: visión humanista desde América Latina», editado por Taurus y la Universidad Católica (2016). Azor cuestiona: «¿a cuántos jóvenes investigadores reprimieron y censuraron desde su posición de poder en tribunales académicos y en foros de discusión pública? En el sistema totalitario cubano, los intelectuales acríticos de la realidad cubana y aduladores del PCC como Fernando Martínez Heredia y Pablo Guadarrama, tienen poder de censura política, editorial y académica contra sus pares».

Indudablemente la crítica sobre Cuba es muy baja en toda la academia internacional en especial los «progresistas» norteamericanos de la academia y los «progresistas» latinoamericanos de la academia, pero también europeos. Esto ha sido una propaganda orquestada por el gobierno cubano desde 1959 en sus embajadas en todos los lugares cooptando agentes de influencia en cada país. Han sido 60 años cooptando [simpatizantes] con una mezcla de desinformación y muchas mentiras sistemáticas y de manera desvergonzada.

Gabriel Restrepo, sociólogo y escritor colombiano, no transige con la idolatría que profesa la izquierda hacia sus «ídolos de barro» encarnados en Fidel Castro y el totalitarismo cubano, mucho menos con los experimentos dirigidos a la formación del «hombre nuevo» o el carácter mesiánico con el que se ha blindado la figura del Che Guevara pese a sus crímenes. Lo anterior, sin embargo, no le impide examinar el encuadro pedagógico de Cuba. Restrepo valora en primera instancia los informes de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (UNESCO, Chile); y, también presenta algunas explicaciones a partir de su experiencia, que podrían ayudar a comprender por qué la educación cubana, a pesar del régimen político, destaca a nivel regional.

En educación primaria y secundaria el rango superior es innegable. Los logros educativos de Cuba son absolutamente indudables. Los demás países están muy, pero muy por debajo de los obtenidos en Cuba. Sin embargo, hay algo que es muy paradójico: los métodos pedagógicos que aplican los cubanos son muy tradicionales, tremendamente tradicionales. Pero eso lo compensan con la conciencia —innegable— de que la educación es una expresión del afecto del Estado y una responsabilidad social de cada persona. Allí sí no hay retórica ni propaganda. En eso sin duda nos ganan, aunque les llevemos años luz en métodos pedagógicos.
Tuve oportunidad de visitar escuelas de Cuba en 2006 y lo que se respira allí es afecto y deseo de aprender. El sistema es muy ortodoxo y no poco autoritario —esto quiere decir vertical y con no pocos ingredientes de instrucción—, pero esta deficiencia era compensada con muchas creces por el afecto con el cual chicos y chicas eran recibidos en la escuela y en los colegios. Esto demuestra que hay un imponderable en el rendimiento académico y es el relativo a la movilización del afecto como ingrediente de la motivación. La «Patria» dio un gran valor a la educación del pueblo, esto es innegable. Por obvias razones, esto no basta para que un país logre la creatividad en ciencia y tecnología porque para esto se requieren no solo grandísimas inversiones, sino además no poca libertad.

Desde una posición diferente, un académico europeo, simpatizante del modelo cubano, tituló en 2014: «Banco Mundial: Cuba tiene el mejor sistema educativo de América Latina y del Caribe». Y esbozó en su artículo, como se cita textualmente:

En efecto, sólo Cuba, donde la educación ha sido la principal prioridad desde 1959, dispone de un sistema educativo eficiente y de profesores de alto nivel. El país antillano no tiene nada que envidiar a las naciones más desarrolladas. La isla del Caribe es además la nación del mundo que dedica la parte más elevada a la educación con un 13% del presupuesto nacional.
No es la primera vez que el Banco mundial elogia el sistema educativo de Cuba. En un informe anterior, la organización recordaba la excelencia del sistema social de la isla:
Cuba es internacionalmente reconocida por sus éxitos en los campos de la educación y la salud, con un servicio social que supera el de la mayor parte de los países en vías de desarrollo y en ciertos sectores se compara al de los países desarrollados. Desde la Revolución Cubana en 1959 y el subsecuente establecimiento de un Gobierno comunista con partido único, el país ha creado un sistema de servicios sociales que garantiza el acceso universal a la educación y a la salud, proporcionado por el Estado […] En la actualidad la prestación social de Cuba es una de las mejores del mundo en vías de desarrollo, como documentan numerosas fuentes internacionales, incluidas la Organización Mundial de la Salud, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y otras agencias de la ONU, y el Banco Mundial.

El artículo del académico destaca lo que a él le interesa mostrar, pero omite deliberadamente otras cuestiones del Informe del Banco Mundial. Y, posteriormente, confunde al lector, pues da a entender que está referenciando otro informe del Banco Mundial de manera textual cuando en realidad se cita a él mismo en su apología a la revolución «y el subsecuente establecimiento de un Gobierno comunista con partido único».

¿Qué señala el informe del Banco Mundial?

Barbara Bruns y Javier Luque (2014). Docentes excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe, Washington, DC, Banco Mundial.

El estudio del Banco Mundial (2014), referenciado por el académico europeo, se centra en dos aspectos: los sistemas educativos públicos; y, los profesores de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), ya que los desafíos cuantitativos y cualitativos para formar profesores eficaces en esos niveles difieren en cuestiones clave de los de la educación universitaria, según destaca el informe. El documento señala que ningún cuerpo docente de la región —América Latina y el Caribe—, en paréntesis, «(con la posible excepción de Cuba)» puede considerarse de alta calidad en comparación con los estándares mundiales, aunque reconoce que algunos países, especialmente Chile, han logrado avanzar y mejorar la calidad de los profesores en la última década.

El informe observa que la región no atrae a profesionales docentes de alto nivel y ello incide en que no haya sistemas educativos de óptima calidad y, más bien, están atrapados en un nivel bajo, con escaso profesionalismo en las aulas y magros resultados educativos. ¿Qué incide en esta situación? Los expertos mencionan: parámetros poco exigentes para el ingreso en la docencia; candidatos de baja calidad; y, salarios relativamente bajos e indiferenciados. El reporte considera que Cuba muestra mejores resultados en cuanto a calidad docente que los demás países de la región, pero —no da cuenta de— la ínfima remuneración que reciben los docentes cubanos y la nula autonomía profesional. Aspectos que se consideran indispensables, sumados al talento académico, que caracterizan a los sistemas educativos más eficaces del mundo, como cita el Banco Mundial, a saber: Finlandia, Singapur, Shanghái (China), República de Corea, Suiza, los Países Bajos y Canadá. ¿Qué salva a Cuba en el informe? Que el programa de formación docente en Cuba tiene más de 5600 horas a lo largo de 5 años mientras que, los demás países de la región, exigen muchas horas menos. Nótese que Cuba tiene unas 140 semanas de prácticas de enseñanza obligatoria. Le sigue un relegado México con unas 40 semanas, y, en los demás países, las semanas de práctica son todavía menos.

En definitiva, los estudios comparativos entre países indican que ningún sistema educativo puede lograr una elevada calidad docente sin alinear los tres tipos de incentivos: recompensas profesionales, presiones por rendir cuentas y recompensas financieras […] existen muchos caminos para llegar al objetivo: un conjunto equilibrado de incentivos que sean suficientes para atraer a candidatos talentosos, establecer responsabilidad y rendición de cuentas por los resultados y motivar el crecimiento profesional continuo y la búsqueda de la excelencia […] Contar con datos duros sobre los resultados del sistema educativo es una herramienta política clave. La información sobre los resultados del aprendizaje de los estudiantes es muy valiosa, especialmente los resultados con comparativos a nivel internacional (como PISA, Tendencias en el Estudio Internacional de Matemáticas y Ciencias [TIMMS], Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo [SERCE] y Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación [LLECE]) y los datos sobre el desempeño docente en pruebas de competencia. El uso de estos datos por parte de los líderes políticos para justificar las reformas ha sido un factor clave de todas las estrategias que han tenido éxito hasta la fecha. Del conjunto de pruebas internacionales, el PISA de la OCDE parece resonar con más contundencia en la comunidad empresarial y los grupos de la sociedad civil.

Es evidente que Cuba no cumple con esos criterios.

¿Qué omite el informe del Banco Mundial respecto a Cuba?

«Debido al bajísimo salario que reciben (unos 25 dólares), los maestros abandonan la profesión y se convierten en «repasadores», abren «paladares», van a trabajar en el turismo o como bicitaxistas, o a vender croquetas. O emigran»[7]. Según la Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba (ONEI), 21.600 maestros y profesores abandonaron las aulas entre 2009 y 2017. En el curso escolar que finalizó en 2017 hubo 248.438 maestros, cifra inferior a los 270.038 de 2009. Datos oficiales revelaron que, en 2015, para cursar estudios pedagógicos, solo se matricularon 4.398 alumnos, de 19.859 plazas disponibles. Casi el 80%, 15.461 plazas, se quedaron sin cubrir porque nadie se interesó. «Muchos jovencitos, sin vocación ni aptitud para la enseñanza, sí se alistan en estos planes pero solo para evadir el Servicio Militar Obligatorio», documenta Álvarez Quiñones.

Para  Mesa-Lago «Los bajos salarios en la educación estimulan el traspaso al sector no estatal y la emigración; aunque está prohibido a los graduados universitarios trabajar como cuentapropistas en su profesión, pueden hacerlo en las 201 ocupaciones aprobadas. La fuga de cerebros provoca un desperdicio de la cuantiosa inversión para entrenar una fuerza laboral que es de las más cualificadas de la región. Los maestros y profesores universitarios se desempeñan como «repasadores» (tutores) de estudiantes preparándolos para sus exámenes, cobrando CUC por sus servicios, lo que introduce una estratificación por ingreso en el entrenamiento. Al principio se criticó esta práctica por voceros del gobierno, pero terminó incluyéndose en la lista de ocupaciones autorizadas».

El economista recuerda que Fidel Castro implementó la política «maestros emergentes», al comienzo del siglo XXI, debido a una «severa escasez de maestros, no porque no hubieran suficientes graduados para cubrir las plazas necesarias (la matrícula en pedagogía creció 19 por ciento en 1989-2014) sino porque los docentes tenían unos salarios muy bajos, lo que hacía que buscaran ocupaciones más remuneradas en el sector privado, produciendo esto un importante déficit de profesores». A partir de las cifras oficiales (ONEI), Mesa-Lago afirma que las matrículas universitarias han caído en picada desde 2008-2009.

A muchos de los maestros emergentes los traían del campo, les daban un entrenamiento muy rápido y los ponían al frente de las aulas. Eso tuvo un efecto nefasto en la ortografía, las matemáticas y la historia. Entonces se encontró que los exámenes de ingreso a la universidad tenían una serie de fallas, deficiencias que se volvieron públicas y propiciaron un debate dando como resultado algunos ajustes, como el endurecimiento de dichos exámenes y la fijación de cuotas en ciertas carreras con matrícula excesiva. También se recontrataron maestros que se habían retirado y se aumentaron los salarios para atraer a los que estaban en otras actividades. Después de eso no hemos tenido información publicada en Cuba sobre la calidad de la enseñanza.

Entre 2013-2014, la reducción de matrículas estaba alrededor del 72%, aunque la reducción de la matricula no ha sido uniforme en todas las carreras. En humanidades, ciencias sociales, educación, economía y educación física, la disminución estaba alrededor del 80%. La contracción en medicina y agronomía fue de 59%, mientras que en ciencias naturales y matemáticas aumentó un 13%. El experto nota que había una matrícula universitaria hipertrofiada, que ahora se desinfló con el cierre de las 3.000 sedes universitarias municipales abiertas en todo el país con el programa de universalización de la educación superior, creado por Castro. En ese momento, la matrícula a nivel primario casi alcanzaba el 100% y en el nivel secundario llegaba al 80%. Esas cifras hacían de Cuba un país altamente competitivo respecto a otros de América Latina, pero como la matrícula a nivel superior era baja (14%), Castro decidió lanzar ese programa para aumentar la matrícula superior con el propósito de alcanzar la cifra más alta de la región. Sin embargo, el dictador no midió los desafíos que imponía el programa en términos cualitativos y cuantitativos: calidad y cantidad; recursos y potencial humano y profesional. ¿Cómo contratar tantos profesores? ¿Dónde emplear a los futuros profesionales? Desde 2003, Mesa-Lago cuestionó ese programa y planteó interrogantes que iban en esa dirección. El experto observa que la política asumida por Raúl Castro terminó por concederle razón a sus criticas y objeciones.

Mario Pentón, periodista de 14ymedio, también ilustra la situación de la educación en Cuba. En septiembre (2017), empezaron el curso escolar más de 1.750.000 alumnos, abrirían 10.698 instituciones educativas, aunque con una cada vez más limitada cobertura docente. «En el curso 2016-2017 hubo 248.438 maestros en las aulas, unos 21.600 menos que en 2008 cuando Raúl Castro se convirtió en presidente». Una de las fuentes consultadas por Pentón, aseveró: «El problema es que nadie quiere ser maestro porque pagan muy poco y explotan mucho». En 2016, el ministerio de Educación había promulgado un aumento en el salario —unos 200 pesos— para los profesores con más carga docente. ¿A cuánto asciende el salario medio de un profesional de la educación? Ronda los 533 pesos, «un poco más de 20 dólares al mes»[8].

No es un secreto que la reducción de recursos impactó en la calidad del sistema educativo. Incluso, la ministra de Educación reconoció que más del 20% de las instalaciones escolares están en estado regular a malo. Otra fuente consultada por Pentón, señaló que «Cada vez son menos las personas que entran en el sistema educacional y que se gradúan». «El número de graduados en carreras universitarias también ha caído vertiginosamente tanto como la matrícula, que ha bajado de más del 78% en la última década».

Un país al margen de la modernidad

Para Álvarez Quiñones, Cuba ha sido marginada de la modernidad y el panorama educativo es desolador. La situación de la educación pasó de ser una «vitrina publicitaria» a un «tema tabú hasta para el Partido Comunista».

El atraso tecnológico, científico, educacional y cultural en que se van quedando los cubanos —bien atrás en el siglo XX— por razones políticas e ideológicas, debiera ser considerado como un nuevo tipo de crimen de lesa humanidad […] Con una orfandad tecnológica e informativa total, además faltan libros de texto, uniformes, equipos imprescindibles para las clases y las prácticas de laboratorios. Escasean lápices y libretas […] No hay acceso libre a internet ni programas de estudios propios del siglo XXI. Los edificios y muebles, en estado ruinoso, sueltan los pedazos. Estudiantes y profesores se han quedado muy atrás en el tiempo.
La bandeja de comida de los becarios en la Isla de la Juventud a finales de los años setenta. Mohamed Lamin Yahia
Alimentación para los becarios en el preuniversitario de Santa Clara (Cuba).

Maykel González Vivero, periodista independiente cubano, observó y comparó, a partir de registros fotográficos, la alimentación de un becario extranjero en la Isla de la Juventud a finales de los años setenta, con la comida que recibían los cubanos durante sus preuniversitarios en los años recientes. Las bandejas de comida son semejantes. La otra fotografía es de uno de los amigos de González Vivero, tiene diez años y fue tomada en un centro preuniversitario en Santa Clara:

Carlos estudiaba en la escuela de élite académica de la provincia. Ellos prácticamente no hacían trabajos agrícolas. Así se comió en esas escuelas hasta que cerraron. Escaso. Malo. Las familias cubanas solían llevar bolsas de comida un par de veces a la semana. Estábamos obsesionados con aquellas bolsas. Los saharauis, por supuesto, no contaron nunca con ese socorro. Esto comíamos en esas escuelas todos los que estudiamos bajo ese régimen. Por suerte estuve poco en una de esas becas, pero tuvo sus consecuencias. Demoré un par de años más en ir a la universidad.

¿Qué hace que notables intelectuales en África, América o Europa continúen glorificando los logros de la revolución en materia de salud, educación y bienestar social, cuando en realidad, bajo el régimen comunista —aun para los más escépticos— la gente pasa hambre? González Vivero afirma que: «Ninguno de esos intelectuales ha asumido la prueba de fuego que sería vivir en Cuba. Que yo sepa, lo hizo Margaret Randall en la década de 1970 y acabó yéndose. Hace poco publicó sus memorias de aquellos años en Cuba. La salud y la educación cubanas llevan ventaja sobre muchos rincones del Tercer Mundo, pero están lejos de ser modélicas. Además, hay que asumir que avanzan en un proceso de descomposición que empezó en los 90». A este respecto, no hay que perder de vista que Cuba recibió de la Unión Soviética —entre 1960 y 1991— 115.000 millones de dólares. La URSS otorgó subsidios a Cuba, entre 3.000 y 5.000 millones de dólares anuales. Cuando cesaron los recursos el mito se derrumbó. Los recursos de la URSS, recuerda Álvarez Quiñones, no se invirtieron en el desarrollo económico del país para garantizar la educación y para hacer sostenible el gasto, sino que se destinaron a las empresas y experimentos del megalómano Fidel Castro.

Problemas con las cifras

Las cifras oficiales, como se mencionó en líneas anteriores, brillan por su opacidad. No se puede confiar en las cifras del gobierno —debido a la inexistencia de una institución independiente que garantice la transparencia—, pero ante la ausencia de otras mediciones tampoco es posible prescindir de ellas.

Ejecución del Presupuesto del Estado destinado a Educación en Millones de pesos

Fuente: Ministerio de Finanzas y Precios
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017*
2018**
8 816,7
8 776,4
8 697,2
8 203,0
8 267,6
8 235,3
8 278, 4
8 119,8
Las cifras de 2011 a 2016 fueron publicadas por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) en el Anuario Estadístico de Cuba (2016).
*Respecto al presupuesto 2017, según la Ley de presupuesto, se habría asignado a educación 8 278, 4 (millones de pesos) que equivaldrían al 23% del gasto presupuestario y al 9% del PIB a precios corrientes.
**Respecto al presupuesto 2018, según la Ley 125 del presupuesto del Estado cubano aprobada a finales de diciembre (2017), se habría asignado a educación 8 119,8 (millones de pesos) que equivaldrían al 21% del gasto presupuestario.

Las cifras presentadas permiten apreciar la disminución presupuestaria en el rubro de educación, aunque el presupuesto se ha mantenido sobre los 8 mil millones de pesos. Pentón observa que: «Los gastos en Educación cayeron en 5 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto, desde el 14,1% en 2008 al 9% en 2017, tal y como aparece recogido en la Ley del Presupuesto aprobada el pasado enero [en referencia a 2017] por la Asamblea Nacional».

Pero, sí la asignación se mantiene sobre los 8 mil millones de pesos y por encima del 20% en el presupuesto nacional, ¿Cómo puede haber disminuido 5 puntos porcentuales del PIB? La economía cubana no ha crecido tanto para que se refleje tal disminución respecto al PIB. A partir de los reportes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se infiere que las autoridades elaboran los presupuestos del Estado sobre tasas de crecimiento superiores a las que realmente tienen.

Crecimiento del PIB en Cuba (2014-2016), según reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

2014
2015
2016
2017
2018
1,0%
4,3%
0,4%
 Decreció 0,9%**
0,5%*
1%
La CEPAL proyecta que la economía cubana crecerá un 1% durante 2018.
*La CEPAL había estimado para 2017 un crecimiento de la economía cubana de alrededor de 1%, pero tuvo que rebajar las expectativas al 0,5%.
**El reporte de la CEPAL referenciado aquí, indica la estimación hasta el mes de septiembre (2016), a partir de cifras oficiales, que preveía el crecimiento de 0,4% del PIB para 2016. Sin embargo, la economía de la Isla en 2016, decreció en un 0,9%, afectada de manera ostensible por la severa crisis de Venezuela (su principal socio).

Álvarez Quiñones señala, a partir de las cifras de la ministra de Finanzas y Precios, Lina Pedraza, que: «Cuba hasta 2009 dedicó a la educación más del 13% de su PIB. Y lo ha disminuido hasta el 10,2% del PIB en el presente curso 2017-2018». El periodista, sugiere que, con todo y los recortes, el presupuesto para educación sigue siendo demasiado alto y ni siquiera las economías más avanzadas del mundo registran esos porcentajes. Carmelo Mesa-Lago, argumenta que, a causa de los recortes, el gasto de educación en relación al PIB se contrajo de 14,1% a 10,2% entre 2008 y 2015[9]. El economista afirma que el gasto social se recortó en 8 puntos porcentuales, entre 2007 y 2015, tanto en el presupuesto estatal como en el PIB. Pese a no haber estadísticas, la pobreza ha aumentado en el último decenio.

¿Qué hacer?

No hay respuesta en clave leninista. Según Mesa-Lago (2015), el ciclo actual en Cuba responde a una lógica pragmática y las reformas económicas están orientándose al mercado. Lo anterior explica la disminución hecha por Raúl Castro en el gasto social, que se refleja en la caída —como porcentaje del PIB— tanto en el gasto educativo como en el sector salud. Es decir, hay reformas en lo económico, más allá de su velocidad, lentitud o profundidad. Los recortes, como es de esperar, han tenido efectos adversos y han impactado en el bienestar de los cubanos[10].

Pero los recortes en servicios como educación y salud no se hacen sin resultados sociales adversos […] Si hay una expansión de la población vulnerable, como estoy seguro que la hay […] Para paliar los efectos adversos de las reformas estructurales debe haber una red mínima de protección social […] Hay un éxito en términos de reducir el gasto pero no hay una estrategia de política social, o una estrategia de educación […] falta una estrategia de educación a largo plazo.

Mesa-Lago (2017), abunda y corrobora sus planteamientos: «las reformas estructurales económicas implementadas por el presidente Raúl Castro desde 2007, son las más importantes bajo la Revolución y en la dirección correcta aunque lentas, con muchas trabas burocráticas y desincentivos, además de que —según ha reconocido la dirigencia— no han tenido, hasta ahora, efectos económicos tangibles». Para el economista cubano, «no es posible reducir más el bienestar y el gasto social, por lo que es imprescindible aumentar la producción y el único camino es acelerar y profundizar las reformas estructurales a fin de obtener los recursos necesarios para implementar políticas sociales apropiadas que enfrenten los retos actuales. De no seguirse ese camino, el deterioro en el bienestar social se agravará».

Álvarez Quiñones es concluyente: «si gasta poco en educación cae el adoctrinamiento, además el capital humano se embrutece y se agrava la improductividad laboral; pero si gasta mucho se queda sin dinero para importar alimentos, medicinas, materias primas y todo lo que necesita un país que produce muy poco, lo cual podría desestabilizar políticamente a la dictadura. La única solución sería desmantelar el modelo socialista, liberar las fuerzas productivas para generar recursos y así financiar la educación y demás gastos sociales. En Cuba deben ser restauradas todas las libertades y no solo las económicas. Sin cambio político no hay cambio económico».

En lo que respecta a la calidad de la educación en Cuba, se hace difícil tanto medirla como compararla, ya que el país no participa en el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (pruebas PISA), que evalúa las competencias de los estudiantes de 15 años en más de 70 países. En cuanto a la educación superior, Cuba no ocupa un lugar privilegiado en los rankings internacionales de universidades, al menos en las dos mediciones más importantes del mundo que se realizan en China y en Reino Unido. La Universidad Jiao Tong de Shanghái —compara a más de 1000 universidades en el mundo y publica anualmente a las mejores 500—, Cuba ni siquiera aparece (2017). En la medición —QS World University— que compara a mil universidades, la consultora británica Quacquarelli Symonds, situó a la Universidad de La Habana, a partir de los criterios analizados, entre las posiciones 601 a 650.

Cada día son más los cubanos que —dentro y fuera de Cuba— apuntan a la necesidad de una política educativa sin adoctrinamiento ideológico y con libertades, libertad de expresión, libertad de cátedra y con la posibilidad de abordar la universalidad de los derechos humanos sin represalias. La Cuba del pasado —con sus logros— está condicionada —inevitablemente— por los recursos de agentes externos, primero la URSS y después Venezuela. La improductiva y parasitaria economía cubana, habría sido incapaz de costear los delirantes experimentos de Fidel Castro. La habilidad y oportunismo del régimen de La Habana para garantizar su permanencia en el poder, dificultando y retrasando el proceso de transición y democratización de la Isla, ha sido notable. Cuba necesita incorporarse al presente y —comprender que— el mundo cambió. Good Bye, Lenin! Good Bye, Castro!

 

CPLATAM -Análisis Político en América Latina-

Abril, 2018

Notas

*Durante la presentación de su último libro en Madrid (España), el escritor Mario Vargas Llosa refirió su acercamiento al socialismo y su breve militancia comunista en los primeros años de universidad; describió la influencia de la revolución cubana en los intelectuales latinoamericanos de su generación; así como su posterior desencanto tras el establecimiento de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Las UMAP fueron campos de concentración implementados por la dictadura de Fidel Castro para reeducar a miles de homosexuales, religiosos, intelectuales e individuos que osaron cuestionar la revolución y fueron sometidos a un régimen de trabajo forzado y reeducación política, además de padecer la experimentación médica encaminada a ‘rehabilitar’ a homosexuales. El caso Padilla —detención, acusación, encarcelamiento y tortura del poeta Heberto Padilla— significó la ruptura definitiva de Vargas Llosa con el régimen comunista. Vargas Llosa tomó el camino de la reivindicación progresiva de los principios democráticos. La llamada de la tribu es una autobiografía intelectual sobre las ideas y los autores liberales que han influido políticamente al Premio Nobel de Literatura.

[1] Marlene Azor afirma que: «El problema está en que la mordaza a la academia y la represión del PCC —como también lo hizo el PCUS, y el resto de los partidos comunistas de Europa del este—, han impedido que la academia cubana estudie estos temas, sí desarrollados por el pensamiento liberal y republicano. El marxismo occidental no se ha difundido en Cuba y el liberalismo y el republicanismo se enseñan «congelados» en el siglo XIX —el siglo XX no existe salvo a partir de 1979— en clave negativa, sobre algunos aspectos y en algunas carreras universitarias puntuales […] En el manual «Sin confusión: o socialismo o capitalismo» prólogo de M. H. Lagarde, se reparte en la Universidad Central de las Villas en la actualidad. p 21. Según este manual y el discurso oficial cubano el socialismo, la revolución y el partido único es lo mismo y todo esto es así porque Martí creó un sólo partido para la guerra de independencia ¿? Manipulación histórica y revoltijo vulgar para imponer un partido único».
[2] «Desde 1991 la educación y la salud ha ido en picada. En 1990 Cuba dejó de recibir el subsidio soviético que mantenía todos los supuestos logros y cayó el PIB en más de un 50%. Desde esa fecha las infraestructuras de escuelas y hospitales en todo el territorio nacional son paupérrimas. Los salarios de maestros profesores y del personal médico está por debajo del costo de la canasta básica mínima de alimentos y aseo personal. Existe un déficit de medicinas del 80% mínimo en el 2017. Cuba desde esa fecha tiene los salarios más bajos de las Américas, por debajo de Honduras y Venezuela», sostiene la académica Marlene Azor.
[3] «Históricamente la salud tuvo una buena formación en Cuba, incluso antes de 1959 pero hoy en la Isla faltan muchos médicos especialistas que están de colaboradores en otros países por convenios del gobierno con esos países. A esos colaboradores, médicos cubanos, se les confisca el 75% de su salario mensual del cual se apropia el gobierno cubano violando Convenios de la OIT. Cuba es un Estado parte de la Organización Internacional del Trabajo. Aun así, los médicos cubanos van a las misiones en el extranjero porque logran un salario un poco superior al que devengan en Cuba. En Cuba un neurocirujano de años de experiencia recibe 60 dólares mensuales. Una vez se integran a la misión —por tres años—, ven a sus familias en las vacaciones, no pueden salir con sus familias, en numerosos países les retiran el pasaporte para que no puedan moverse y si dejan la misión gubernamental antes de los tres años o cuando terminen los tres años quieren quedarse en el país extranjero, son castigados, se les niega el ingreso a Cuba durante ocho años. Sus familias quedan de rehenes dentro de Cuba. Recientemente les hacen firmar un contrato en que aparece de manera expresa que NO pueden revalidar sus títulos de medicina en ningún país adonde vayan a hacer las misiones. ¿Qué datos informa Cuba? la mortalidad infantil de 1 a 5 años, muertes maternas al parir, etc., datos que no hablan de calidad del servicio público sino de algunos datos que se miden, por ejemplo, en el Índice de Desarrollo Humano y son muy preciados a nivel internacional». Marlene Azor fue consultada durante febrero y marzo (2018).
[4] Azor refiere en sus artículos el desprecio a Occidente promovido por la dictadura cubana y, en ese sentido, la necesidad de erradicar los prejuicios que abundan sobre el Estado de Derecho, los valores democráticos y la universalidad de los derechos humanos. Señala «la falta de información, la falta de autonomía universitaria y de libertad de cátedra, y la represión a la libertad de expresión». Una situación que ha propiciado que los funcionarios públicos sean analfabetos funcionales. De hecho, precisa que en Cuba no existen las carreras universitarias de Ciencias Políticas ni de Administración pública, por lo que la carrera pública es fruto de la improvisación y la cooptación del Partido Comunista con criterios de lealtad política al partido en el poder. «No hay referentes institucionales occidentales sino soviéticos y chinos para desarrollar ejércitos parásitos de funcionarios partidarios y administrativos analfabetos de la gestión pública«. De otra parte, sostiene que, «Desresponsabilizar a las élites nacionales de las políticas públicas y de los mecanismos de represión y de control social es una deshonestidad intelectual y una «ignorancia» fundamental de la izquierda latinoamericana anticapitalista y de los intelectuales cubanos y venezolanos que ocultan la realidad de sus países siguiendo la imposición del Partido Comunista de Cuba. Esto no es hacer ni filosofía ni política «humanista» sino manipular, embrutecer, desinformar, para luego arrancar los derechos civiles y políticos a los pueblos, y someterlos con algunas migajas temporales de beneficio social. El estado cubano no ha logrado mantener con calidad, los sistemas de salud y educación, deporte y cultura en el país y los de Venezuela están en absoluta bancarrota por incompetencia institucional, económica y política». A este respecto puede consultarse:
Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (I)
Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (II)
Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (III)
Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (IV)
La deshonestidad intelectual y la represión política (V)
La deshonestidad intelectual y la represión política (VI)
[5] Azor se exilió en México y regresó a Cuba en 2012 con el amparo de un proyecto académico que la protegía. Pero, sin ese respaldo internacional, de haber retornado habría ido a la cárcel, por las condiciones de persecución a la disidencia que persisten en la Isla.
[6] «Para la opinión pública cubana, académicos, medios e intelectuales del país, el análisis y crítica de la institucionalidad soviética, «copiada hasta el suspiro en el país», está vetada. «Los medios de difusión estatales en el momento de la Perestroika y el posterior derrumbe del socialismo real soviético y de Europa oriental por orientación expresa de Fidel Castro, prohibieron las ediciones de revistas y periódicos de la URSS, y reprimieron la discusión sobre el derrumbe censurando en la academia y la opinión pública los análisis de las causas estructurales económicas, sociales, culturales, civiles y políticas del derrumbe […] El Ministerio de Cultura, la Asociación Hermanos Saiz y la UNEAC, se dedican a controlar y reprimir a los intelectuales y artistas y no como en otros países democráticos, a facilitar el desarrollo de la cultura nacional y el conocimiento de otras culturas foráneas propiciando los proyectos autónomos que ofrecen los artistas e intelectuales cubanos y extranjeros. El pensamiento y la práctica de estas instituciones es el mismo pensamiento fascista de «amigos» y «enemigos» de acuerdo al discurso oficial cubano [..] El papel de represores de las instituciones cubanas y no de facilitadores de la cultura es una institucionalidad copiada de la soviética. Esto está prohibido discutirlo y cuestionarlo, con represalias personales y grupales sistemáticas».
[7] Carmelo Mesa-Lago observa que el salario medio en Cuba en 2013 fue de 471 pesos nacionales (CUP), y según la tasa de cambio de CADECA (Casa de Cambios), equivalía a 19 dólares por mes. «No se puede sobrevivir con ese sueldo […] Si no se recibe remesa o se trabaja en el sector privado es muy difícil sobrevivir, y eso explica el robo de bienes en el trabajo estatal, para «resolver»».
[8] El periodista sostiene en su artículo que Cuba necesita 16.000 maestros más para cubrir el déficit en todas las áreas educativas. Entre 10.000 y 13.000 docentes se encuentran en plantilla, pero fuera de las aulas por problemas personales o por maternidad, según reconoció la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez.
[9] El número de graduados ha disminuido notablemente como resultado de la contracción de la matrícula, sostiene Mesa-Lago. El economista señalo, años atrás, que la política de otorgamiento de becas universitarias a extranjeros, debía revisarse porque resultaba muy costosa en el contexto de escasez del país. Las cifras recientes demuestran que hubo una disminución en las becas a extranjeros. En el curso 2008-2009, los becarios extranjeros llegaron a un máximo de casi 415.000 pero la cifra ha ido bajando sistemáticamente y, en el curso 2013-2014, se contaron 150.000 becarios extranjeros, lo que equivale a una reducción del 64%. El economista analiza la disminución de la matrícula universitaria que también se refleja en la disminución del 59% de graduados entre los cursos 2011-2012 y 2014-2015. En tanto que, las maestrías y especialidades cayeron un 68%. En cambio, los doctorados crecieron un 23%. La proporción de mujeres graduadas descendió de 68% en 2009-2010 a 55% en 2014-2015. Sin embargo, continúa siendo superior a la masculina, y se mantuvo en 56% en programas de postgrado. En cuanto a los becarios —que reciben hospedaje y alimentación— en la educación superior disminuyeron 32% entre 2009-2010 y 2015-2016 (ONEI, 2016a).
[10] Las autoridades no han hecho pública la estrategia que asumirán en materia educativa de cara al futuro. El elevado gasto social (educación, salud, pensiones, asistencia social y vivienda), como ya tienen que reconocer las autoridades, es insostenible financieramente. Aunque «los recortes son coherentes con los ciclos pragmáticos […] falta una estrategia de educación a largo plazo […] el imán para el maestro de salirse del empleo estatal es muy grande. El Estado hizo algunos incrementos nominales del salario de los maestros, pero cuando se toma en cuenta la inflación, el promedio sigue estando por debajo del nivel de 1989», documentó Mesa-Lago.

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