Aun hay lugar para la utopía si se ensueña por la senda de la educación

Por Gabriel Restrepo*

Si hay hay en Suramérica un lugar de la utopía, está situado en la Orinoquía colombo-venezolana. Los  misioneros jesuitas tomaron la Utopía de Tomás Moro publicada en 1515 a menos de veinte años del inicio de la Órden como guía de sus conocidas reducciones indígenas en las fronteras del imperio español y lusitano centradas en Paraguay por el sur en río Orinoco en el norte. De ello hay una película excelente, La Misión (1986), filmada en el río Atrato del Departamento del Chocó, Colombia, con actuación de Robert de Niro. Por oponerse a la explotación de los bandeirantes brasileños, los jesuitas fueron expulsados de España y de sus dominios en 1767.

No hay utopía sin contrautopía. Pues de la utopía es dable afirmar lo que se decía en El Quijote de un Clara Perlerina, que:

mirada por el lado derecho, parece una flor de campo; por el izquierdo, no tanto porque le falta aquel ojo que se saltó de viruelas…

Los bandeirantes de ayer y de hoy son descendientes de los explotadores del oro o del caucho. Los territorios de la utopía en esta esquina del globo se superponen a los ámbitos de la barbarie generada por la ilusión de El Dorado. El cineasta alemán Werner Herzog transpuso esas modalidades de la demencia en sus películas Aguirre o la ira de Dios (1972) y Fitzcarraldo (1982). En aquella el rebelde Lope de Vega desafía en el curso del Amazonas y del Orinoco al imperio español. En la otra un cauchero intenta redimirse de las atrocidades de la explotación de los indígenas en la extracción del latex con el traslado de un gran teatro de ópera de Iquitos a Manaos  a lomo de mula y de indio por entre breñas andinas y pantanos del Amazonas.

Arauca pertenece a ese teatro orbital con los indecisos signos de violencia o de paz. Por el Orinoco inició Humboldt su misión de ilustración geográfica y emancipación política de latinoamérica siguiendo las huellas de El Orinoco ilustrado del jesuita Gumilla hasta desembocar en el Cosmos, la imagen insuperable de la geografía del orbe. Pero no hay que olvidar que la saga de Arturo Cova en la Vorágine se extendió hasta Arauca y que esta fue la tierra bravía del famoso guerrillero tameño Guadalupe Salcedo (1924-1967).

Tame fue también el muy disputado paso del corredor estratégico de las iracundas Autodefensas del Casanare en su intento por fortuna frustrado en cruentos combates con el Ejército Nacional de Liberación y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia de acceder a Arauca y por tanto a los recursos del petróleo de Caño Limón y por allí a Venezuela para contar con una bastión para la exportación de droga y hacerse al botín de una tajada de los recursos de las regalías del petróleo.

Así que celebrar en Tame el 15 de febrero pasado el bicentenario exacto del Congreso de Angostura con un Encuentro Internacional, Nacional y Regional bajo el signo de una Nueva Ruta Libertadora por la Paz y la Educación fue un acto excepcional. Se conmemoraron  además los sesenta años de la sociología en Colombia instituida en la Universidad Nacional tan asociada a la búsqueda de una paz con justicia social, pero también en sus sombras asociada desde la decisión del sociólogo y sacerdote Camilo Torres Restrepo de alinearse en los movimientos insurgentes.

Cuatro historiadores, dos colombianos y dos venezolanos; tres sociólogos; tres artistas, dos dramaturgos de México acompañados por el gran maestro Dioscórides Pérez, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional, más un extraordinario científico social y gestor social del desarrollo del Marruecos suroccidental de tradición española, Bachir Edkhil del Saharaui español, alternaron con líderes de movimientos sociales, educadores, estudiantes, religiosos, productores, creadores culturales e historiadores de Casanare y de Santander, para celebrar el nacimiento de muchas naciones. Puesto que el Congreso celebrado en Angostura significó el nacimiento de cinco estados andinos y de uno centroamericano, Panamá.

La participación de los historiadores venezolanos aportó un punto precioso de toque comparativo. El profesor Fabián Sanabria del Departamento de Sociología ofreció un panorama a sobrevuelo de dos siglos resaltando los efectos perniciosos de haber desechado un régimen federal en el cual el Estado fuera más vecino de un pueblo mestizo y multicultural, como fuera intuido por Lino de Pombo y Azuero en los primeros años de ensayos constitucionales. El colega Marcos González presentó el resumen de una nueva investigación en torno a las transformaciones de la efemérides del siete de agosto en el siglo XIX, las cuales giraron cada vez con mayor acento de la memoria civil a la conmemoración militar en función de las necesidades de legitimación de los gobiernos. Los mejicanos pusieron un buen contrapunto al situar el nuevo régimen de México en el trasfondo de las tres revoluciones anteriores: la de Hidalgo y Morelos; la de Benito Juárez y la de 1910.

La participación del colega Bachir Edkil de Marruecos fue muy afortunada porque permitió comparar dos regiones que atraviesan por fisuras internas e internacionales: allá el Frente Polisario fundado en 1973, acá el Ejército de Liberación Popular surgido en 1964; en la región Sahauri de tradición colonial española el interés de la vecina Argelia de orígen francés en encender el conflicto, en Arauca turbios intereses de sectores de la vecina república por beneficiarse de la continuidad del diferendo; allá, empero un liderazgo como el del colega Bachir Edkhil que rompe los modelos convencionales de desarrollo por aliar en sus programas social el eros femenino – la afectividad social-  y la techné –la racionalidad tecnoeconómica-, acá la fuerza de movimientos sociales comunales y raizales. Y, en fin, allá en el Reino de Marruecos al parecer un cierto equilibrio entre tradición e innovación, roto en Colombia debido a la confrontación radical de alternativas de gobierno.

Historiadores departamentales de la Academia de Historia de Casanare y locales de la región del Socorro ofrecieron contribuciones valiosas al demostrar la importancia de gestas regionales y municipales sin las cuales hubiera sido improbable la victoria militar del Puente de Boyacá. El presidente del Comité Intergremial de Tame brindó una vista del desarrollo histórico de Tame. Gabriel Restrepo exaltó el papel de los indígenas makaguanes constituídos como “el ejército de la niebla” en la gesta de independencia.

Ha sido sin duda alguna el más grandioso inicio de un año de conmemoraciones. Singular fue que no se realizara en Angostura, hoy Ciudad Bolívar, debido a los problemas internos del vecino país, ni en la Colombia de la capital o de sus grandes ciudades por andar ocupadas en la querellas internas y externas, excepción hecha del Seminario Internacional sobre el Congreso de Angostura organizado por el colega Francisco Ortega y realizado en el Salón Oval del Edificio de Posgrados de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia en la tarde del día 18 de febrero, evento que fue en parte patrocinado por el Encuentro de Tame debido a la finanaciación de dos invitados de Venezuela y uno de México que asistieron a aquel. Fue este un esquema óptimo de cooperación de la Sede Central y la Sede de Arauca por transvasar a las regiones lo mejor del saber académico.

Tame fue perfecto albergue por ser uno de los municipios con mayor identidad histórica, ya que allí se encontraron las tropas de Bolívar provenientes de Apure y de Santander, afincado en ese bastión. De allí ascenderían a Pisba con el séquito de 600 indígenas makaguanes agrupados por el Teniente Coronel Fray Ignacio Mariño y Torres en un “ejército de la niebla”: ¡honor a los descendientes de los ignotos indígenas, muchos de los cuales fueron sepultados en La Laguna del Soldado vecina a Pisba! Seis patrias les deben aún un inmenso homenaje que serviría para redimirlos de la indigencia. El Encuentro se celebró en la moderna Biblioteca Pública que lleva justamente el nombre de un héroe de la Ruta Libertadora tantas veces pasado al olvido: el mencionado sacerdote dominicano que administrara la hacienda de los expulsados jesuitas y fuera un cura guerrillero de la época.

Amparado en el formidable trabajo de investigacion en torno a los orígenes de la sociología en Colombia y en la Universidad Nacional, el profesor de sociología de la Universidad Nacional, el querido colega Jaime Eduardo Jaramillo reconstruyó para un auditorio embelesado con su narrativa los dramas de Camilo Torres Restrepo y de Orlando Fals Borda ante el dilema que todavía hoy se afronta en Colombia entre la violencia y la paz.

Signo preclaro del encuentro en Tame fue abordar solo las dimensiones civiles del Congreso de Angostura, olvidando la evocación de las fanfarrias militares que de seguro ocuparán buena parte de las celebraciones oficiales. El concepto de pueblo soberano apareció en escena de la experta mano del historiador Francisco Ortega, secundado por los historiadores venezolanos que abordaron el tejemaneje de las elecciones, la representatividad,  una ideología democrática y en soberbia exposición de Gustavo Vaamonde las continuidades tardocoloniales entre Angostura y Tame.

El Congreso de Angostura fue la edificación de “una casa en el aire”, como en el verso del vallenatro Adaluz. Y porque  el Congreso  de otrora fuera   instalado con la pieza oratoria más formidable de Bolívar: un discurso muy superior a la famosa Carta de Jamaica de 1815. Esta, tan sellada en el antogonismo feroz contra España, añadida a la célebre frase dirigida por Bolívar al coronel Patricio Campbell desde Guayaquil el cinco de agosto de 1829, se convertirá en la receta perfecta para echar las culpas de nuestros males en un caso al imperio español, en otro al imperio del norte:

Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad.

En un estilo menos quejoso pero no menos profético, en el Discurso de Angostura señaló Bolívar, a tono con Rousseau y su maestro Simón Rodríguez, que la soberanía política debía fundarse en la educación del soberano, es decir del pueblo. Y para ello propuso erigir la educación como cuarto poder público encargado de la formación moral y ética para la conciudanía. En ello Bolívar, quien había leído con mucha atención El Espíritu de las Leyes de Montesquieu y quien fuera formado en la obra de Jean Jacques Rousseu, cuyo Contrato Social llevaba en su mochila a todas partes, anticipó en casi tres cuartos de siglo el nacimiento del concepto de solidaridad, la máxima y formidable creación del insigne Emilio Durkheim, quien no por azar escribiera su tesis en torno a aquellos dos pensadores que también iluminaron a Simón Bolívar. ¡Magistral anticipación intuitiva de valor universal, empero no seguida hasta sus consecuencias prácticas como suele ocurrirnos por ser hábiles en las ideas y huérfanos en las prácticas constantes!

¿No son estas las mejores avenidas para superar tantos impases como ahora tiñen el horizonte de Colombia y de Venezuela de un gris tormentoso? ¿No apuntó el movimiento estudiantil a ese antiguo ideario, aún sin saber la fuente? Porque aún nos merecemos una utopía llana, con minúscula, siempre que sea por los signos de la educación y de la paz. De resto es volver a las refriegas que temía Bolívar o a los bochinches tan denostados por Francisco de Miranda.

De ahí que el Encuentro Internacional, Nacional y Regional celebrado en Tame, financiado por la Universidad Nacional en su Sede Central y administrado con aporte de algunos recursos propios por la Sede de la Orinoquía en Arauca, haya terminado con una declaración aprobada por unanimidad por los académicos, los profesores de secundaria, los líderes de movimientos sociales, los delegados de la Iglesia, las mujeres víctimas del conflicto y gestoras comunales, los líderes cívicos y las autoridades de Tame: en ella se recomendó continuar con los diálogos de La Habana con el Ejército Nacional de Liberación; resolver los litigios con la hermana República en el marco del derecho internacional con el principio de no intervención;  solucionar los problemas sociales mediante la concertación; y proyectar la Nueva Ruta Libertadora por la Paz y la Educación como un movimiento mundial de cooperación sur-sur.

*Gabriel Restrepo, sociólogo, escritor, profesor pensionado de la Universidad Nacional, coordinador del proyecto Nueva Ruta Libertadora por la Paz y la Educación.

Seminario San José Obrero, municipio de Arauquita, abril 11 2019

NUEVA RUTA LIBERTADORA POR LA PAZ Y LA EDUCACIÓN
ACTA FUNDACIONAL DEL PROYECTO DE COOPERACIÓN SUR – SUR
SEMBRAR LA PAZ DESDE LAS RAÍCES
DIRIGIDA A LA COMUNIDAD NACIONAL E INTERNACIONAL
Municipio de Tame, Departamento de Arauca, Colombia, febrero 16 de 2019.
Nosotros y nosotras, abajo firmantes, nos hemos reunido en la Biblioteca Pública Teniente Coronel Fray Ignacio Mariño y Torres los días 15 y 16 de febrero de 2019 para conmemorar el bicentenario del Discurso de Simón Bolívar en la instalación del Congreso de Angostura, uno de los principales actos fundacionales de los Estados andinos de Suramérica en el cual planteó la urgencia de una nueva educación para la libertad.
Hemos convergido en el evento historiadores, dramaturgos y científicos sociales internacionales, nacionales y regionales con líderes de movimientos sociales afro-descendientes, indígenas, mujeres, acción comunal, comuneros, gestores y creadores culturales, profesores y maestras, estudiantes de educación secundaria y universitaria, autoridades locales, líderes religiosos, productores y comerciantes de cacao y artesanías y luego de dos días de intensas conferencias y discusiones, hemos coincidido en algunos principios básicos:
  1. Clamamos porque los conflictos sociales y políticos sean resueltos en el marco de transacciones guiadas por diálogos incesantes.
  2. Llamamos a que las conversaciones de paz iniciadas en la Habana se reanuden y a que las partes pongan cada de una de su parte todo cuanto se requiere para avanzar a una solución negociada del conflicto armado.
  3. En el mismo sentido prohijamos porque los diferendos de los Estados vecinos se resuelvan en el marco de respeto recíproco y entendimientos guiados por los principios internacionales y por la primacía absoluta de asegurar la paz regional.
  4. Provenientes de países tan diferentes y sin embargo afines en la ubicación en el hemisferio sur como son Colombia, Venezuela, Méjico y Marruecos, nos constituimos como líderes de buena voluntad para favorecer una cooperación sur-sur destinada a alentar:
a) el intercambio de experiencias de solución de los problemas sociales exitosos en la base de la pirámide social en términos de transformación productiva, social y cultural con fundamento en los esfuerzos de las propias comunidades de base organizadas en cooperativas, agremiaciones comunales, asociaciones de productores.
b) El desarrollo prioritario de nuevas estrategias de educación que articulen la educación formal, no formal e informal con la educación popular y que renueven la relación entre aprendizaje y enseñanza, tecnología y humanidades, saberes y sabiduría, competencias para el mundo exterior y capacidades para promover la creatividad y la incorporación de valores que ante todo sirvan a la afirmación de la vida en atmósferas de paz.
c) idear nuevos paradigmas que favorezcan la comprensión intercultural e interétnica, lo mismo que nuevas constelaciones de valores culturales que estimulen la paz, el respeto a la diversidad, el amor a la vida y el cuidado de la naturaleza.
d) Avanzar en la creación y ampliación de tramas locales, regionales, locales e internacionales que aceleren el intercambio de la cooperación sur – sur en temas tales como la economía solidaria, las organizaciones sociales y culturales, paradigmas de la transculturalidad y de la complejidad, nuevas modalidades de artes, letras, fiestas, artesanías, ecología y otros afines.
Firman la declaración 23 personas, pero hay una firma que vale por decenas a nombre del Movimiento Político de Masas Social y Popular del Centro Oriente. No firmaron individualmente porque debieron desplazarse pronto a sus lugares de orígen.

CPLATAM -Análisis Político en América Latina- ©

Abril, 2019

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